Día 176º de la pandemia del Covid-19. Continúo asintomático.
He desplazado mi punto de observación de los hechos a un lugar más apartado de
la vida convencional. He cambiado mi atalaya de un séptimo piso de un barrio
populoso en la ciudad por un recóndito refugio en el campo donde la vida parece detenida en el 2019. Solo se
vuelve a la realidad cuando es necesario abastecerse de víveres. Es una burbuja
aunque se sepa que a menos de cinco kilómetros siguen en la fase 1.
Por eso, al repasar las consecuencias políticas de la
pandemia compruebo que al Sr. Sánchez le están acosando por dos sitios, no por
uno, como algunos quieren entender. Recuerda a una canción de Lluís Llach que trataba
de una estaca que si cada uno tiraba desde su sitio al final caería. Porque
desde los coches repartieron bocinazos por toda España, pero desde dentro de la
coalición le ha surgido un vicepresidente que lejos de colaborar solo consigue
la confrontación interna que una y otra vez desmejoran muchísimo la imagen del
presidente.
Los enemigos políticos son inevitables por naturaleza, ya
que en una sociedad plural es un signo de madurez y de salud democrática. El
Sr. Sánchez deberá entender que cuanto mejor controle a sus socios aventajados,
más debilitará las protestas motorizadas. Y es mejor que tome nota de todo.
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