viernes, 15 de mayo de 2020

Día 167º de la pandemia del Covid-19

Día 167º de la pandemia del Covid-19. Continúo asintomático. Unamuno en su magistral San Manuel Bueno, mártir exponía la angustia vital de un cura párroco que escondía sus dudas sobre la existencia de Dios para evitar que sus feligreses que le seguían ciegamente perdiesen sus valores y se sumieran en un caos. Salvador Illa no es el Manuel Bueno de la novela unamuniana y al final ha desvelado que los expertos no existen. Con ello es posible que se haya  quitado un peso moral de encima -ignoro si había alcanzado el nivel de angustia vital-, pero también con ello ha desmantelado el principal escudo con que el Gobierno envolvía todas sus decisiones.


Ocurre, en consecuencia, que todas las medidas que ha tomado y que seguirá tomando este Gobierno no respondieron ni responderán a ningún criterio más que al de su propia voluntad y al de sus propios intereses. Hiciere lo que hiciere siempre será juzgado por una balanza tan injusta, arbitraria e incómoda como es la política. Se lo han ganado a pulso.


Frustra reconocer que quien alcanzó el poder por poner jaque mate a la corrupción y la inmoralidad de sus antecesores, ahora, con las herramientas de mando en sus manos también cae en la tentación de usarlas para su particular conveniencia. Mientras la población empieza a recelar de sí misma y se radicalizan las diferencias entre los que respetan el confinamiento y los que se lo saltan. Y es que estamos perdiendo el referente en quién creer.


Sigamos confiando en nuestras autoridades (porque no hay otras).

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