miércoles, 29 de octubre de 2014

Borradores


         Si la vida se escribiese como se escribe una novela nos tomaríamos numerosas licencias literarias. Podríamos hacer aparecer los personajes idóneos cuando más se les necesita, las circunstancias acompañarían en los momentos cruciales y el protagonista siempre estaría protegido por las garantías de un final feliz.

Los capítulos se ordenarían según nuestros propios gustos y podrían empezar, desarrollarse y continuar atendiendo a nuestros intereses. Todo iría particularmente hilvanado alrededor de nosotros que ocuparíamos el eje central y en torno a nosotros girarían las demás historias secundarias.

Sería la novela perfecta en la que absolutamente todo lo que nos pase en ella sería deseado, previamente deseado y posteriormente cumplido.

Mas el día a día nos obliga a ser de aquellos escritores realistas del s. XIX, que acababan enmarañando el argumento de sus obras por las condiciones que sus personajes iban adquiriendo según las experiencias a las que eran sometidos. Se rebelaban, luchaban... todo para que al final la sociedad aplicase como una losa su hipócrita moral y sus leyes reduciendo los ideales a sueños imposibles.

Entonces tomaríamos conciencia de que como escritores de nuestras vidas estamos enredados en un indeciso borrador donde rescribimos una secuencia tras otra hasta forzar una definitiva redacción que no siempre llega y casi nunca nos deja satisfechos.


domingo, 26 de octubre de 2014

Reconocimiento


Todos a lo largo de la vida realizamos diferentes funciones, tanto en el plano profesional como en nuestras relaciones más estrechas, familia y amistades. Todos, en la medida en que se pueda valorar, gozaremos de un reconocimiento que cuanto más amplio y respaldado esté se transformará en nuestra satisfacción y felicidad.

Lo que sucede es que ese reconocimiento no es fácilmente cuantificable en tanto que depende de quienes lo otorgan. Decía Bertrand Russell que cuando el público no entiende un cuadro o un poema, llega a la conclusión de que es un mal cuadro o un mal poema; en cambio, cuando no es capaz de entender la teoría de la relatividad, llega a la conclusión (acertada) de que no ha estudiado suficiente.

Sin pretender ser ni poetas ni científicos, es evidente que todos necesitamos recibir por parte de quienes nos rodean un mínimo de reconocimiento. La cuestión determinante radica en que la mayoría de las veces ese reconocimiento no viene acompañado de la comprensión necesaria y de manera inconsciente, al echarlo en falta, esa deficiencia acaba desgastando nuestra confianza y en consecuencia nuestra satisfacción y nuestra felicidad.

Por eso, a la hora de sentirse reconocidos y valorados, por encima de todo, debe prevalecer la ética y la seguridad en uno mismo, y que no dependa de cuántos nos vayan a entender.


jueves, 23 de octubre de 2014

Trenes


         Importa mucho cómo va uno sentado en un tren. Ir mirando en el sentido de la marcha o de espaldas aparentemente no debe modificar el paisaje. En el sentido estricto se ve la misma cantidad de paisaje. Pero no se aprecia de la misma manera.

         Quien lo recibe de cara tiene la impresión de que el trayecto se desarrolla con normalidad, que los árboles vienen a uno, que las casas se le ofrecen y que uno mismo se integra en medio del paisaje. Por contra, sentado en sentido inverso todo se escapa, aparecen los árboles sin avisar y se alejan apenas han sido vistos, las casas son bultos que toman forma cuando ya empiezan a perderse. Es más, el primer viajero entiende que cada vez está más cerca del lugar al que pretende llegar, mientras que el segundo piensa que cada vez está más lejos de donde partió.

         También la vida se puede percibir como un viaje en tren. Los acontecimientos nos llegan de cara o por sorpresa. Los vemos venir o nos golpean. Hay gente que tiene muy claros sus ideales, sus objetivos y hay gente que mira con nostalgia o con rencor su pasado, enredándose de tal manera que cuando roza una oportunidad, esta ya se ha perdido.

         Lo más importante es saber cómo vamos sentados.


lunes, 20 de octubre de 2014

Transgénicos


         A finales del s. XVIII Malthus anunció una apocalíptica predicción que aventuraba una terrible hambruna para la humanidad por culpa del crecimiento exponencial de habitantes sobre el planeta. Calculaba el demógrafo inglés que no habría suficientes recursos para alimentar a tanta gente.

         Afortunadamente no se cumplieron esos malos augurios. Y no exactamente porque sus cálculos estuviesen equivocados, sino porque a lo largo de estos 200 años las circunstancias han variado tanto como para que el mundo produzca suficiente comida para abastecer a los siete mil millones que lo pueblan. El hambre que hoy se reparte irregularmente depende de cuestiones políticas y de una distribución desproporcionada de la riqueza.

Cuando Malthus divulgó sus terribles cálculos entonces la agricultura y la ganadería eran sensibles a plagas y a los caprichos de la climatología así como los productos que circulaban eran tempranamente perecederos. Nos guste o no ha sido la apuesta por los transgénicos la que ha respondido con éxito al vaticinio malthusiano. Hoy podemos hablar de costes de producción más bajos, y pese a utilizar menor espacio para cultivar se consigue una sobreproducción.

Cierto es que seguimos en fase experimental y se tienen que asumir riesgos, además de denunciar a quienes se lucran sin escrúpulos. Lo que no se sostiene es la producción llamada ecológica que solo está al alcance de los más ricos y es claramente insuficiente para satisfacer las necesidades de toda la población mundial.


viernes, 17 de octubre de 2014

Micrófono


La mayoría de los noticieros de televisión recurren a viandantes para ilustrar de una manera más próxima al espectador el alcance de una noticia. Queda muy gracioso ver cómo la información de economía, justicia o política aparece subrayada por personas directamente entrevistadas circulando por la calle o comprando en el mercado. Así encontramos a sufridos ciudadanos lamentándose de las circunstancias rematando su noble opinión con un no sabemos a dónde vamos a llegar con esto.

Es la magia del micrófono que transforma a la gente. Se les puede preguntar por cualquier materia, asunto o tema que a bote pronto tienen respuesta para todo. Y todo gracias a un micrófono que les hace olvidar sus complejos, les permite envalentonarse y lanzar a las ondas la primera ocurrencia que les sale por la boca.

Detrás de esa humilde imagen de cotidianidad y proximidad que ofrecen se esconden unos intereses mucho peor intencionados. Al fin y al cabo, cada noticiero selecciona qué imágenes y qué texto van a ser emitidos, mostrando una sensación de unanimidad popular tremendamente contagiosa.

Y es que ante un micrófono nadie se resiste a disfrutar su momento televisivo de gloria.


martes, 14 de octubre de 2014

La Historia


No podemos encontrar disciplina humanística más cruel que la Historia. Nacida para retener el pasado, mantener vivos sus protagonistas y válidos sus documentos, la Historia pelea inútilmente contra la perspectiva de los años y una despiadada confusión previa al olvido en esta desmemoriada humanidad.

Simplemente nos basta con mirar que los tres mil años del Antiguo Egipto se condensan en un único tema de los libros de texto en secundaria. O El Sacro Imperio Romano-Germánico al que se le concede una sucinta referencia anecdótica dentro de la infinidad de eventos de la Europa Medieval. No hace falta forzar la imaginación para prever que dentro de no muchos años la II Guerra Mundial, con sus 55 millones de fallecidos, sea explicada de pasada y Vietnam desaparezca definitivamente de la memoria de los estadounidenses y del mundo entero.

Es evidente que nuestra sociedad prefiere hacer de manera inconsciente su propia historia. Una historia más puntual y con menos trascendencia. Una historia que se escriba en un día y se olvide al día siguiente. Una historia que no aburra y que no anuncie que el pueblo que ignora los errores del pasado está condenado a repetirlos, porque hay quien está interesado en ello.


sábado, 11 de octubre de 2014

Simetrías


         Dentro de las distintas maneras de estudiar la simetría, la conocida como simetría bilateral goza de mayor popularidad. Establecido un eje central objetos, elementos o estructuras se distribuyen con absoluta presición en igual posición, forma y tamaño respecto a los dos lados de ese eje.

         Entendida la simetría como una perfección se convirtió en un ideal inalcanzable. Leonardo da Vinci ahí nos dejó El hombre de Vitruvio, un verdadero estudio gráfico de las proporciones de las partes más importantes del cuerpo humano dibujadas desde una concepción básicamente simétrica de nuestra naturaleza. Era el reconocimiento de un orden binario definido por una mente superior, la divina.

         Ahí, de base, nacía el error de Leonardo que le llevaba a ignorar la evidencia, porque el cuerpo humano carece de simetría: ni los ojos, ni los brazos ni las piernas... ni son iguales ni simétricos entre sí. Esa obstinada búsqueda de la perfección en la simetría como una manifestación natural nos sirve de ejemplo: las ideas preconcebidas condicionan nuestra manera de entender la realidad provocando el equívoco. La simetría no es la perfección, sino simplemente un concepto formal de la distribución de los cuerpos.


miércoles, 8 de octubre de 2014

Miniestados


Revisando el mapa político del mundo nos encontramos con que existe algo más de una cincuentena de territorios definidos y estados soberanos cuya extensión no alcanza los mil kilómetros cuadrados. Cada uno formula su razón de existir: anacronías de un pasado medieval, plazas fuertes de una época colonial o una fuerte insularidad. Andorra, Gibraltar o las Islas Bermudas nos sirven de ejemplo. Pequeños en espacio, sin embargo, feroces en la defensa de su autogobierno.

No importan los argumentos que puedan esgrimir sobre su identidad nacional o sus particularidades culturales, porque todo eso, si lo hay, queda en un segundo término. Estos miniterritorios constituyen el mayor fraude económico internacional, actúan de plazas fuertes para las multinacionales y cobijan las fortunas de los mayores estafadores. Ese orgullo patrio con que sostienen sus banderas no es más que una hipócrita coraza.

Desgraciadamente en el mundo también circulan minigobernantes. Son políticos de perspectiva corta, pues tan solo procuran su propio beneficio, que no dudan en alentar el reclamo de una supuesta autodeterminación que por su propia debilidad acabará funcionando con la misma nefasta corruptela de un miniestado en el panorama de las naciones. Y a pesar de todo, hay mucha gente que les cree.


domingo, 5 de octubre de 2014

Desamor


         Uno se desamora lentamente cuando esos pequeños detalles dejan de tener gracia, cuando los nota aburridos, repetidos, cuando ya no bastan para sentir el amor. Uno se desamora cuando esos pequeños detalles no importan y empieza a pedir grandes cambios.

         El desamor llega a traición cuando uno de los dos fuerza a entender la realidad de otra manera, de la manera que antes no quiso verla. No es que las circunstancias hayan cambiado porque todo sigue en su rutina. Lo que cambia es la perspectiva, la manera de mirar, la manera de reclamar y que el otro no sabe dar ahora lo que nunca antes había dado.

         Uno se desenamora con tristeza porque está cansado, porque ya no siente una reciprocidad. A veces no ha sabido amar, a veces no ha sabido pedir el amor. El caso es que previamente al desamor está el silencio, la distancia, y si uno no es capaz de percibirlo esa historia empieza a escribir su fin.

         Uno se desenamora cuando el camino vivido ya no sirve para anunciar un futuro compartido.


jueves, 2 de octubre de 2014

Herejías


         Toda herejía nace del seno del dogma. Las herejías tan solo sirven para comprobar que los credos son piedras francas de las que se moldean todo tipo de interpretaciones.

         Llama la atención la facilidad con que de un mismo texto se desgajan facciones que desde su origen se desautorizan mutuamente de manera automática y radical, en constante competición por apoderarse del único sentido válido de la palabra. Desde el más insignificante gesto hierático son capaces de construir su propia doctrina, de la que a su vez inevitablemente surgirán otras que reinterpretarán a la anterior, formando otro nuevo foco herético.

         En la política, como en las religiones, también hay herejes. Prefieren llamarles disidentes. Entonces, si no son atajados a tiempo pueden crecer hasta formar escisiones que a su vez generarán sus correspondientes biparticiones capaces de devorarse unas a otras en función del número de militantes que arrastren.

         Al fin y al cabo se trata de la eterna guerra entre dogmáticos, heterodoxos y ortodoxos, siempre opuestos en irreconciliables descalificaciones al sentirse respaldados por la verdad absoluta. Una única supuesta verdad que solo sirve para desunir.