martes, 20 de junio de 2017

La muerte de un torero


Hace dos días nos alcanzó la desgraciada noticia que informaba sobre la muerte de un torero. Y digo desgraciada en todos los sentidos. Porque es una desgracia que una persona relativamente joven pierda la vida. Es desgracia en la manera en que lo hace, arriesgándola para disfrute de un público de oscuros gustos. Desgracia porque el espectáculo se monta sobre la crueldad y el sufrimiento de un animal. Y desgracia porque además, al pobre toro, de nada culpable de esta muerte, no lo salva nadie.
 
Nadie se puede alegrar de la muerte de nadie, si mantenemos un mínimo de coherencia entre esos ideales animalistas y el respeto a la vida. Es una grave contradicción y aquellos que han festejado esta muerte deberían replantearse sus principios. Quizá más que amor a los animales profesen de forma encubierta una enfermiza misantropía. Los animales no son más que el refugio de su desprecio al mundo de los humanos.
 
Personalmente no me alegro de esta muerte. Lo reconozco. Pero tampoco la lamento. Ante la muerte de un torero en el ruedo aplíquese esa coherencia a la que antes he apelado. Que se sepa, un torero que muere en la plaza no es un héroe ni un valiente, simplemente él se lo ha buscado. Que no reclame mi pesar, que no se lo merece. Porque cada vez que un torero salta a la arena sabe qué se juega. A vida o muerte. Lo hace voluntariamente. Por eso no le lloro. Viven del dolor, justo es que el dolor se los lleve.
 
Solo pido que con su muerte se pueda cerrar este espectáculo por falta de público.

 

lunes, 19 de junio de 2017

Un ejemplo de neolengua

Hoy me han pasado la Guía breve no sexista del lenguaje en el ámbito sanitario. No voy a comentar el grado de estupidez que alcanza tanto por el desconocimiento del idioma -tiene una redacción torpe e imprecisa- como lo retorcido de sus propuestas para solucionar aquellos conflictos sexista que su obsesionada mente aprecia en el lenguaje.
 
Por encima de esta guía hay un intento deliberado de utilizar el lenguaje como un arma política y acentuar el control ideológico sobre la gente, en este caso del personal dedicado a la sanidad. Y se hace de la manera más descarada y dictatorial, registrando el contenido de informes, normas y todo tipo de protocolos que necesite un mínimo de redacción. Con otras palabras, esta guía es un arma capaz de controlar el día a día de todas estas personas y catalogarlas según el grado de aceptación y uso.

Además de Sanidad también tienen guías Educación, Justicia... En efecto, es un claro ejemplo de neolengua de Orwell: por la palabra al pensamiento.

Este uso pretendidamente no sexista del lenguaje es practicado con cansina insistencia en la política por los partidos que se autoabanderan con el progresismo de la izquierda. De todas formas la derecha política lo tiene muy fácil para neutralizar estas propuestas... simplemente con compartirlas. Si escuchásemos al Sr. Rajoy dirigirse a todos y todas los y las españoles y españolas... incluso parecería más de centro y aunque también parecería más estúpido, todo hay que reconocerlo.
 
Pero bromas al margen. Esto es más serio de lo que se puede uno imaginar. Porque no es una propuesta... es una norma que se ha de cumplir allá donde la administración está en manos de estos partidos. Partidos en los que detrás de su etiquetado de izquierda subyace un fascismo peligrosísimo.
 
Menos mal que en España la mayoría de la gente no lee, para bien o para mal.