miércoles, 29 de enero de 2014

Amantes


         La cultura occidental tiene proscrita la poligamia. No sin razón en cierta forma, ya que bastante complicada es la vida en pareja como para extender y compartir la intimidad en el sentido del matrimonio a más personas.

         Pero la realidad es otra. Desde que Occidente estableció oficialmente la monogamia, desde el primer día, siempre se supo que era un corsé demasiado estrecho para ser respetado. Y los hechos se bastan para confirmarlo. Constantemente los usos sociales invitan a derribar la santa barrera marital.

         De todas las posibles relaciones extramatrimoniales la de los amantes es la que ha inspirado tanto la comprensión de  escritores y filósofos como la condena de retrógrados puritanos. Los amantes, a espaldas de leyes y convenciones, se buscan para evadirse a otro tiempo, a otro lugar, lejos de un mundo excesivamente normalizado y dirigido al que regresan inexorablemente tras haberse entregado a un amor de fantasía en cada cita. Y es que entre amantes no hay más compromiso que el encuentro furtivo...

         ...Y asumir el riesgo de ser sorprendidos. Entonces la sociedad impondrá todo el peso de su hipócrita tradición.

        

 

domingo, 26 de enero de 2014

Las ONG


La grieta que separa al Estado de sus ciudadanos se manifiesta de la manera más paradójica con la existencia de las ONG. Teóricamente los estados democráticos desarrollados recaudan impuestos, entre otros fines, para una redistribución más equitativa de la riqueza, transmitir ayudas y subvenciones a los más desfavorecidos, así como potenciar los servicios imprescindibles, es decir, sanidad y educación. Para ello cuentan con todas las infraestructuras reguladas desde los propios ministerios.

Por eso, la proliferación de iniciativas privadas sin ánimo de lucro con propósitos claramente filántropos o ecologistas, conocidas como ONG, no acaba de ser una buena señal. Por un lado se confirma que los presupuestos estatales no cubren ni de cerca todas esas exigencias y por el otro se comprueba que los ciudadanos consideran insuficientes sus obligaciones tributarias contribuyendo económicamente con las ONG de forma voluntaria. Como resultado tenemos que los estados financian a las ONG y las ONG se nutren principalmente de los estados.

Eso sí, estas ONG, para poder ser efectivas y responder en todos sus frentes, tienen que crear unas infraestructuras con locales, sedes y personal y programar reuniones y cumbres donde se marquen las directrices de actuación. En definitiva, replican organigramas tan costosos como los ministerios y con ello con sus mismas limitaciones.

Entonces, ¿por qué debemos sostener un doble entramado institucional que comparte parecidos objetivos? Algo importante falla.

 

 

jueves, 23 de enero de 2014

Ataraxia


Entre las diferentes escuelas griegas, los estoicos planteaban que dominado el control de las pasiones, deseos y temores, se alcanzaba la ataraxia. Un ataráxico se mantenía imperturbable ante los estímulos más diversos. Lograba el equilibrio total en su alma entre la razón y los sentimientos y con ello la felicidad.

 Lo que para el mundo clásico era una virtud, provoca el desconsuelo la indiferencia, que no ataraxia, de mucha gente. La falta de respuesta de un importante número de personas ante la Historia, la Filosofía, la Literatura… manifiesta una falta de sensibilidad por el arte y el saber. Con ellos no funcionan ni las gestas más trascendentes, ni los pensamientos más profundos ni los versos más conmovedores: estos ignorantes se muestran inmutables, fríos, aparentemente ataráxicos.

Para su desgracia, mientras que un filósofo clásico liberaba su espíritu en ataraxia a partir de una decisión propia, aquellos desertores de la cultura viven sometidos a unas directrices superficiales, materialistas y consumistas que lejos de conducirlos a un estado ideal los condenan a un constante desencanto y una irremisible frustración.

 

lunes, 20 de enero de 2014

Intrahistoria


La Historia se escribe desde los documentos y por ello debemos exigir a los historiadores que se ciñan a ellos, que no los interpreten ni los manipulen. Que respeten las circunstancias en que se redactaron, que nos los transmitan con respeto y fiabilidad... que sean historiadores.

Porque nosotros, con nuestro día a día, y con nuestro sentimiento colectivo ya damos vida a esa intrahistoria que Unamuno supo señalar en los personajes anónimos.

Son las pequeñas hazañas cotidianas que no están documentadas, que ni siquiera ocupan un breve espacio entre las reseñas de un periódico. La intrahistoria se conforma con un pensamiento compartido al que se responde no siempre unívocamente. Podríamos encontrar como ejemplos los bancos de alimentos, ayudas espontáneas entre ciudadanos o las mismas ONG.

Pero, al igual que los malos historiadores adulteran el valor del pasado, también hay quienes saben sacar partido de la intrahistoria. Como los falsos líderes que tienen la habilidad de infundir sus ideas en un público receptivo y, una vez ahí infiltradas, con la masa identificada con ellas, las retoman asumiendo una representación popular claramente dirigida. También podemos proponer algún triste ejemplo: Hitler o cualquier tipo de nacionalismo.

 

 

viernes, 17 de enero de 2014

Esquilache


         Leopoldo de Gregorio, mejor conocido como marqués de Esquilache, pasó a la historia moderna de España por la puerta de atrás. Con la intención de combatir la suciedad y la inseguridad que se imponía en el Madrid de Carlos III, aprovechando la confianza que en él dispuso el Rey Alcalde, trató de llevar un programa de modernización de la ciudad que incluía la limpieza, pavimentación y alumbrado público, además de corregir ciertas vestimentas que permitían ocultar el rostro y armas, como la capa larga.

         En marzo de 1766 más de un tercio de los madrileños salieron a la calle indignados por estas medidas. La movilización popular llegó a amenazar al propio rey, el cual, en un gesto de debilidad, acabó desterrando a su revolucionario ministro. Consiguieron eso, la expulsión del ministro, porque sus propuestas tan solo fueron retrasadas: eran necesarias.

         Hoy los grupos de oposición de los ayuntamientos también incitan revueltas ciudadanas para frenar aquellos proyectos de futuro que desafían un asfixiante pasado urbano. Casos como el Cabañal en Valencia o el más reciente del Gamonal de Burgos sirven para confirmar que este recurso sigue en liza.

         Lo malo es que se utiliza sólo para desgastar a quien manda, porque, desgraciadamente no responden al verdadero descontento social. Así como en el s. XVIII fue la hambruna de los madrileños, en la actualidad es la corrupción política y el paro lo que predispone al pueblo a protestar contra cualquier tipo de cambio, incluso contra lo que en un futuro próximo le hará la vida más cómoda.

 

 

martes, 14 de enero de 2014

Izquierdas


Dentro de las ideologías de corte socialistas, las de izquierdas destacaron por sus planteamientos progresistas, reivindicativos y especialmente combativos. No olvidemos el contexto en que germinaron: la explotación del proletariado en plena industrialización.

Corrientes igualitarias como el feminismo o universales como el sindicalismo tomaron conciencia de clase y alzaron sus puños reclamando unos derechos que la tradición y las leyes de entonces habían negado.

Hoy, con la perspectiva de casi 200 años de pensamiento de izquierdas, tras la reconversión del eurocomunismo o la caída del telón soviético, asusta y entristece profundamente ver que quienes abanderan los símbolos de esta lucha centenaria se han amanerado hasta tal punto que postulan un conservadurismo decimonónico, entorpecen la progresión de la sociedad y, lo que es peor, muchos de ellos se han salpicado de la corrupción política general.

Reclaman leyes paternalistas tintadas de proteccionismo, se alinean con los reaccionarios nacionalismos y se consumen en una ineficaz palabrería con la que diluyen sus superficiales discursos. Ahora les estorba una clase trabajadora con conciencia propia y universal.

No son dignos herederos.

 

sábado, 11 de enero de 2014

Curiosidad


Si la energía actúa como el gran motor que expande el universo, la curiosidad genera en el ser humano el mayor incentivo de su propia existencia. La atracción por lo desconocido, la necesidad de explicación y la reflexión sobre la experiencia han marcado el desarrollo de las civilizaciones en la historia.

Para la curiosidad las barreras se levantan como retos, las penumbras incitan a abrir los ojos y el saber se minimiza cada vez más consciente de la magnitud de lo ignorado.

La curiosidad va unida a la juventud, a la capacidad de aprender, a las ganas de prosperar. Por eso, quien pierde la curiosidad, quien no tiene interés por las innovaciones, quien no está dispuesto a cambiar... no es que esté envejeciendo, es que está dejando de vivir.

Lo malo es que hay demasiados jóvenes que ya no quieren aprender nada. Son tristes prematuros ancianos que no tienen curiosidad.

 

miércoles, 8 de enero de 2014

Chismes


Se mantienen vivos gracias a una costumbre demasiado arraigada. El diccionario ofrece una amplia gama de términos que van desde los rumores y las habladurías, hasta el tradicional cotilleo. El caso consiste en hablar de los demás, especialmente sin fundamento ni motivo. Es cuestión de ir contando chismes, sin más.

La descripción de un chismoso se perfila con mucho aburrimiento, baja autoestima y bastante envidia, porque los chismes arrancan siempre con la mala intención de difamar. Pocos, o nadie, se libran de los chismes. Un mal endémico instalado en nuestra sociedad, aunque como todo, también tiene su enseñanza: el que levanta chismes bien seguro está de que de él otros se encargarán de airear lo que más le moleste.

         El buen juicio aconseja desoír esos comentarios gratuitos, pues la experiencia dice que desmentir un chisme significa ratificarlo ante un jurado popular deseoso de condenar a la víctima. La mejor manera de combatirlos consiste en no participar de ese juego, porque, hasta los chismosos se cansan de sus propios chismes.

 

domingo, 5 de enero de 2014

Juguetes


El juguete ocupa el centro de uno de los debates más inútiles entre educadores e instructores. Los tradicionalistas ven con preocupación cómo se van olvidando los juguetes artesanales: los de hojalata que podían cortar o los de madera que se astillaban... por no citar esos que reproducen las pautas de una sociedad sexista: pistolas y soldaditos para los niños; muñecas y cocinitas para las niñas.

Los llamados educativos, teniendo en cuenta que dirigen la voluntad del niño, solo entretienen a precoces arquitectos, mecánicos, médicos... que de mayores, acaban frustrados por no llegar a ser el profesional de sus juegos infantiles.

Tampoco podemos defender con contundencia las propuestas actuales de la era digital. Detrás de los videojuegos se están observando demasiadas alteraciones del comportamiento entre los adolescentes como para ignorar su nociva influencia.

Entonces ¿existen algún juguete que sea independiente de la tecnología, que estimule por igual la imaginación y el desarrollo de la psicomotricidad del individuo, que socialice tanto a pequeños como a grandes y no copie las condiciones del mundo de los adultos cuando se juega?... Yo digo que una pelota... posiblemente, junto a la rueda, el invento más grande de la humanidad.

 

jueves, 2 de enero de 2014

Empatía



         Sentir, transmitir y compartir sensaciones de otras personas como si fuesen propias marcan el grado de acercamiento que podemos alcanzar con quienes nos rodean. Nos alegramos de sus logros y triunfos, al igual que nos pueden entristecer sus tropiezos. Empatizar es una manera de compartir la vida.

         La empatía, en una interpretación más amplia, se puede hacer extensible a fenómenos sociales en los que nuestra implicación ya no parte de un vínculo estrecho sino de un referente más o menos aproximado. A través de ella nos identificamos con colectivos, deportistas o personajes famosos. Hay una tendencia generalizada por ponerse de parte del más débil o el más humilde cuando compite en desventaja y por tanto festejar con él su inesperado triunfo.

         Sin embargo, la empatía desaparece cuando la reacción es precisamente la contraria. Alegrarse del mal ajeno, al igual que maldecir sus éxitos, además de mostrar un comportamiento casi patológico, señala uno de los defectos más despreciables del ser humano. Incapaces de solventar sus propias frustraciones se consuelan con la desdicha de los demás. Eso se llama envidia.