sábado, 30 de agosto de 2014

Antenas


         Hay gente que no tiene orejas, tiene antenas parabólicas capaces de captar conversaciones privadas a cientos de kilómetros a la redonda. No importa que se hable en voz baja, en tono confidencial o se haga en un lugar herméticamente cerrado, su capacidad de captación de cualquier onda sonora humana es fabulosa.

         Y no solamente sorprenden porque sean capaces de recoger información de todo tipo, sino que además se complementa esta labor con otro prodigioso don natural para poder recomponer las palabras y proceder a su redifusión por todos los círculos conocidos y satisfacer la curiosidad de sus más allegados.

         Su dedicación es absoluta y no dejan sin airear intimidades ni secretos. Todo lo que llegue a sus oídos es material susceptible de divulgación. Cierto es que los asuntos más delicados se presentan con un no se lo digas a nadie, pero... lo que en su jerga equivale a dar permiso para reenviar.

         Bien mirado, también tienen sus ventajas, pues, cualquier mensaje que queramos poner en conocimiento de mucha gente, basta con que se lo pasemos y ellos, gentilmente y de forma gratuita, lo pondrán en circulación con la mayor brevedad posible. Ah, no olvidemos empezar con un no se lo digas a nadie...



miércoles, 27 de agosto de 2014

Ancestros


El orden de los factores no altera el producto... o sí, según la dirección que tomemos.

Si vamos de atrás para delante, la lógica matemática es aplastante. Supuestamente los siete mil millones de habitantes que pueblan el planeta proceden de la progresiva multiplicación de una prehistórica pareja.

Todo cambia si el recorrido es a la inversa. Una persona nacida en los inicios del s XXI tiene un padre y una madre. Y a su vez dos abuelos paternos y dos maternos, ocho bisabuelos y 16 tatarabuelos. Doblando generación cada treinta años resultaría que en el s. XV serían 65.536 y en s. XIII casi 17 millones de antepasados. Y si seguimos la serie para el apocalíptico año 1.000 tendríamos la fabulosa cifra de dos mil millones de parientes.

Pero a finales del s. X no había dos mil millones de personas sobre la tierra. Eso significa que, si las Matemáticas no fallan, que no, a partir de un determinado momento no tan remoto debemos compartir múltiples ancestros confundidos en una orgía endogámica diacrónica de la que todos nosotros somos el vivo testimonio. Quizá tengamos algunos rasgos superficiales diferenciados, pero la línea consanguínea nos iguala. Porque dos por dos son cuatro.



domingo, 24 de agosto de 2014

Dolor


         Desde que el ser humano tomó conciencia cósmica, el dolor corporal siempre ha ocupado un lugar estrechamente relacionado con la religión en todas las culturas conocidas. Aparece en los rituales tanto de iniciación como de purificación. En ellos el individuo se somete a pruebas extremas dispuesto a superarlas o aceptarlas. Se le exige resignación e integridad ante adversidades que casi extralimitan lo soportable.

         Para una visión más actual y globalizadora, todas estas manifestaciones carecen de sentido y entran en la lista de perversiones sadomasoquistas producto de mentes más bien enfermas. Nadie tiene que sufrir el dolor pacientemente y ni mucho menos provocarlo con una finalidad expiatoria. En contra de lo que indican los cánones religiosos, el dolor no libera el espíritu.

         Entendido así, sin embargo, no podemos ignorar que en los pueblos orientales la cultura del dolor tiene todavía un fuerte arraigo y forma parte de su manera de entender la vida. Por eso, difícilmente podremos convencerles para que den un trato digno a los animales evitando su sufrimiento, si ni siquiera son capaces de abolir la tortura y la pena de muerte en sus leyes contra los humanos.


jueves, 21 de agosto de 2014

Tolerancia


Usualmente se invoca a la tolerancia para aceptar a quienes creen, piensan y actúan de manera diferente a la mayoría. Como si se tratase de hacerles una concesión a pesar de sus circunstancias. Se comete un error de principio. Con eso solo se contiene el enfrentamiento y no de manera definitiva. La tolerancia empieza por admitir que nadie tiene la verdad absoluta y, por lo tanto, todos estamos parcialmente equivocados.

La tolerancia exige siempre una constante autocrítica, una mentalidad abierta y receptiva, un afán de mejorar y un total respeto por aquellos que, aunque discrepen con nuestras ideas, mantengan esa misma disposición tolerante. Esto no quiere decir que bajo la carpa de la tolerancia valga todo. La tolerancia jamás puede convivir con comportamientos intolerantes.

El fundamentalismo, el dogmatismo o el integrismo parten siempre de principios absolutos e inamovibles y, de hecho, practican la intolerancia. Mientras reprimen su rechazo a los diferentes los intolerantes mueven sus bazas. Su primer paso es el sectarismo para después, dependiendo de sus propias posibilidades, pasar a la violencia, tanto verbal como física, e imponer sus principios. Y si las leyes no lo permiten, ellos mismos las crean con una justificación: son los poseedores de la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad.


lunes, 18 de agosto de 2014

Críticos


        En cierta ocasión a la salida de un concierto de Chick Corea y Gary Burton tuve la oportunidad de conversar con el crítico de música de la gacetilla intelectualoide que monopolizaba entonces y continúa ahora la información cultural de la ciudad donde resido.

Él, muy ufano y altanero, no se cortó en ningún momento en mostrar un absoluto desprecio por el recital ofrecido por tan especiales músicos. Encontró absurda la combinación de piano con vibráfono, desautorizó la selección de temas elegidos para el repertorio y rechazó los juegos entre los dos intérpretes. Según la valoración del este crítico provinciano, la actuación había sido nefasta.

Afortunadamente para todos, tanto Chick Corea como Gary Burton jamás leyeron esa crítica. Aquella noche se retiraron tras recibir la merecida ovación de un público que disfrutó de la armonía entre el piano y el vibráfono, una extraordinaria selección de piezas procedentes de períodos tanto eléctricos como acústicos de su amplia discografía, todas interpretadas con naturalidad y espontaneidad.

Este crítico local no había confundido su oficio. Al igual que las del New York Times o Le Monde su crítica cumplía con el único requisito válido: poseer el concepto sin abordar la forma. Eso no reduce su inmedible ignorancia. Simplemente abre a la duda sus comentarios en el caso de que sean favorables.



viernes, 15 de agosto de 2014

Celestinos


         Siempre ha habido gente que de aburrida se ha entretenido emparejando a los demás. No le bastan los chismes que airea entre conversaciones de conventillo, por eso necesita organizar la vida de todos y si se trata de la sentimental mucho mejor.

         De conventilleros a trotaconventos como se les señalaba a estos profesionales en la Edad Media. Eran también llamados alcahuetes, que en árabe quería decir mensajeros, pues mensajes transitaban entre jóvenes casamenteros. El saber popular apuntaba preferentemente hacia las mujeres, astutas por viejas que no por sabias, liantes y malintencionadas. Pero esta actividad no conocía de sexos, también era practicada por hombres. Elegían sus víctimas entre tímidos y acoquinados solteros.

         Como los tiempos cambian que no las necesidades humanas, los nuevos celestinos se dan a conocer por la televisión, colocan sus cookies en la red y cazan entre los solitarios internautas. Combinan los adelantos actuales con los tradicionales engaños y enredos de antaño.

         Por el contrario estas empresas multinacionales, desde su soporte informático, ya no ofrecen el estímulo que animaba a todos los chismosos y entrometidos. Ahora garantizan confidencialidad y discreción: en algo han mejorado.


martes, 12 de agosto de 2014

Eruditos


         Muchas veces se confunde a una persona erudita con una persona culta pese a que existen muchas diferencias entre ambas.

         Un erudito almacena un diccionario enciclopédico en su cabeza. Abruma por su inagotable memoria que encuentra de inmediato una respuesta acertada a todo lo que se le pregunte. Se sabe las capitales de los países del mundo, recita de corrido los ríos más caudalosos y sus afluentes, precisando cuáles por la derecha y cuáles por la izquierda. De los personajes nos informa con precisión su fecha y lugar de nacimiento así como nos ilustra con un listado de sus obras tanto las más destacadas como las menos conocidas... El perfecto concursante para programas de pseudocultura de televisión.

         La persona culta también maneja un buen número de datos, ciertamente, pero, a diferencia de la erudita, la información se sostiene por relaciones de causalidad, reciprocidad, lógica y otras referencias, de tal manera que una fuente llama a la otra. Así sorprende la extraordinaria facilidad con que enlaza un asunto con otro y la visión versátil de cualquier tema que le permite elaborar un juicio crítico.

         Siempre será más agradable conversar con una persona culta que con un erudito. De todas formas, para unos y otros la actualidad constituye un obstáculo que casi nunca superan.


sábado, 9 de agosto de 2014

Fósiles


         Los fósiles atestiguan la existencia de extrañas especies y diferentes ecosistemas en un pasado remoto. A veces, algunos ejemplares han sobrevivido hasta nuestros días con ligeros cambios, despertando la admiración del mundo de la ciencia. En honor a sus antepasados les llamamos fósiles vivientes.

         Al margen de estas maravillas de la naturaleza, también podemos encontrar formas del pasado deambulando por el mundo refugiadas en las mentes de ciertos humanos. Son ideas que perduran enquistadas, pese a lo cual muestran demasiada vitalidad. Nos referimos a los fósiles mentales, es decir, formas de pensar que se resisten a aceptar la evolución de la sociedad, a aprovechar los avances tecnológicos y, lo que es peor, a convivir con una pluralidad de opiniones.

         Desgraciadamente los fósiles mentales mantienen una intensa actividad dentro de las asociaciones políticas y las principales instituciones sociales y religiosas. Aireando siempre los valores tradicionales, todas ellas tienen un papel muy influyente y casi siempre decisivo a la hora de obstaculizar cualquier propuesta progresista.

         Y además se creen que son los salvadores del mundo. ¡Para dejar a uno de piedra!


miércoles, 6 de agosto de 2014

Una palabra


La fragilidad del tiempo se saja irremisiblemente con una palabra.

¡Qué fuerza!

Siempre un antes y un después. Y en medio, la eternidad de la palabra.

         Contamos la vida por años y sabemos que la trascendencia se decide por minutos. Son las palabras las que le dan la dimensión al tiempo y entre todas ellas, hay una, solo una, que es capaz de detener el reloj. Esa palabra deseada, pronunciada y escuchada, compartida. Infinita palabra que se siente, no se entiende y alcanza por igual las almas comprometidas.

         Tremenda palabra que se susurra, que duerme el oído y levanta la piel. Palabra que palpita al unísono con el corazón.   
        
Para enamorarse puede bastar un minuto... o menos, una mirada puede ser suficiente... o incluso la fugacidad de un gesto, el calor de un beso. Y siempre en medio una palabra para llenar un universo, para sellar unos labios.


domingo, 3 de agosto de 2014

Genios


         No hay tantos genios como anuncian por ahí. La genialidad es una cualidad que se atribuye con demasiada facilidad en los medios. Hay muchos que se camuflan bajo la carpa de las vanguardias ya que confunden originalidad, excentricidad, irreverencia, imprudencia y, más de una vez, fortuna cuando se traduce en éxito. Pero no son genios.

         Un genio, en primer lugar, no reconoce ni la ortodoxia ni los cánones porque para él son barreras. También rechaza el método y los sistemas aprendidos pues solo marcan un único recorrido. Un genio apunta directamente a su objetivo final y lo alcanza evitando cualquier paso intermedio. Son siempre, por definición alternativos.

         Alejado de las normas y de la lógica más general, el genio se confundiría con un loco. Y ahí está su capacidad de superación porque el genio consigue sorprendernos, deleitarnos y sabe reclamar nuestra admiración cuando finalmente somos capaces de entender lo que nos muestra.

         Visto así, el número de genios a lo largo de la historia ha sido pequeño, aunque lo suficientemente importante como para que nuestra civilización haya dado los pasos más determinantes tanto en el pensamiento como en el conocimiento.