Día 183º de la pandemia del Covid-19. Continúo
asintomático. Los profesores de
Matemáticas siempre imparten su asignatura convencidos de que es una de las
más prácticas que hay en la escuela. Junto a leer y escribir, las cuatro
operaciones son la piedra madre de la enseñanza más básica de todas las básicas. ¿Quién les iba a decir que la
geometría se iba a unir a ese conocimiento esencial para moverse por la vida?
Porque a partir de ahora y hasta que no se cambie de fase,
hay que calcular el área de un círculo cuyo radio sea la distancia mínima entre
dos personas, la capacidad de clientes en función a la superficie de un local y
si me apuran hasta el volumen de agua que contiene una piscina para fijar el
número de bañistas. A eso hay que añadir los problemas de movimiento, para
calcular qué estela de posible infección puede dejar un ciclista que pase a una
velocidad determinada.
Menos mal que no se trata de resolver integrales. Lo que no
queda claro es por qué nos van a exigir ese dominio sobre la geometría aplicada si
luego, a la hora de contar, lo que se dice contar nunca les han salido las
cuentas claras y sus números lo mismo crecen que decrecen.
Sigamos confiando en nuestras autoridades (porque no hay
otras).