jueves, 26 de febrero de 2015

Jalea real


         Las larvas de un panal según la alimentación que reciban durante su desarrollo acabarán convirtiéndose en reinas, obreras o zánganos. Ciertas sustancias que componen la jalea real provocan que los huevos puestos por una misma reina den lugar a sujetos diferenciados y especializados. Con ello se garantiza la supervivencia de la colonia y de la especie.

         En las sociedades humanas, a falta de jalea real, la educación forma y perfila a los individuos de tal manera que, según sus propias tendencias, aptitudes y cualidades se repartan las distintas funciones necesarias para que la sociedad pueda seguir desarrollándose. El futuro de un estado moderno se sostiene sobre los planes de estudio, las leyes de educación y los programas de formación.

         Mientras los gobiernos acepten escuelas privadas el dinero tendrá el mismo efecto de la jalea real. Porque aquellos que reciban una preparación elitista e inaccesible para la mayoría se convertirán en los individuos alfa, la casta dominante, elegidos para gobernar. Mientras, los parias, educados con recursos mucho más limitados, competirán entre sí para ir ocupando aquellos puestos menos decisivos. Dependiendo del éxito alcanzado, además, se sentirán agradecidos a este sistema.

No nos diferenciamos tanto de las abejas.


lunes, 23 de febrero de 2015

Superman


Si tuviésemos que señalar qué producto norteamericano ha calado mejor por el mundo, nos llevaríamos una sorpresa. Ni la Coca-Cola, ni sus enormes automóviles, ni siquiera el rock o el jazz... nada de eso. Genuinamente norteamericano y exportado internacionalmente: Superman.

El buen chico aglutina todos los valores juveniles propuestos por los grupos más conservadores. Desde la ficción peleó contra el nazismo durante la II Guerra Mundial, contuvo posibles invasiones extraplanetarias a lo largo de la guerra fría, y actualmente desmonta grupos terroristas procedentes del integrismo islámico. Además tiene plena conciencia del cambio climático, total respeto por la biodiversidad universal y, como signo de humanidad, también ama.

El caso es que en un principio Jerry Siegel y Joe Shuster crearon un superhéroe, allá por 1938, un poco más oscuro, con poderes limitados para desmontar el crimen organizado de su época. Con el tiempo sus editores fueron dotándole de más superpoderes hasta convertirlo en un semidiós sin ocultar cierta iconografía religiosa. Así superviviente de una catástrofe planetaria, muerto y resucitado tras reducir al mayor enemigo del universo es el salvador del mundo llegado de las estrellas.

La juventud norteamericana puede decir bien fuerte: In God and Superman we trust!


viernes, 20 de febrero de 2015

Enamorarse


         Los científicos, además de desentrañar los misterios del universo, también intentan explicar cómo nos enamoramos. Los estudios ya reconocen la explosión bioquímica que genera la concentración de feromonas y la liberación de oxitocina. Eso es lo que pasa, pero los fabricantes de perfumes y cosméticos y los diseñadores de moda hace tiempo que se habían anticipado en localizar el amor entre olores e imágenes.

         Quizá el que encontró la clave fue el norteamericano Arthur Aron que confeccionó un cuestionario con 36 preguntas que debía responder a modo de conversación cara a cara una pareja de desconocidos. Después de los 45 minutos de pleno diálogo que duraba la prueba ambos notaban que se habían enamorado. Y no había truco.

         O sí. Porque si repasamos esas preguntas vemos que estimulan bioquímicamente diversas áreas del cerebro para generar una atmósfera de relajación, confianza y sinceridad. Al final cada uno proyecta sobre el otro una atracción correspondida llevándose la impresión de que hay una total afinidad entre los dos. Vamos, que sienten que se han enamorado.

         Pero esto tampoco es nuevo. Porque las personas que escuchan y saben comunicarse siempre tienen mayor éxito en el amor que los arrogantes y altivos, aunque fanfarroneen más de sus conquistas. Y es que enamorarse no consiste solamente en remirarse y olisquearse.


martes, 17 de febrero de 2015

(No son) sindicalistas


Difícilmente se puede confiar en aquellos que predican la virtud y la pobreza para después caer en las bajezas más indignas del ser humano. Por culpa de furibundos predicadores con doble vida han apostatado muchos.

Por desgracia también nuestros sindicatos empiezan a atufar a ese malolor con que la mentira impregna los más nobles ideales. No son cuestionables ni la falta que hacen a la clase trabajadora ni el tremendo sacrificio de muchos abnegados sindicalistas en defensa de derechos y logros sociales. Los que no soportan ningún análisis son algunos de sus líderes, tan sensibles a la corrupción como el más egoísta y desconsiderado de los políticos.

Esos mal llamados sindicalistas han olvidado su origen humilde y a sus compañeros de trabajo entrando en el circo de los intereses donde se pacta sin escrúpulos y solo se considera el beneficio personal a costa de traicionar esos principios de justicia y reivindicación. Hoy el listado de instituciones sindicales y sindicalistas históricos no se libran de transmitir el desencanto que a la sociedad en general llega.

Lo grave es que ellos reclamaban transparencia, respeto por la clase trabajadora y justicia... aunque al parecer no creían en esos valores.


sábado, 14 de febrero de 2015

Expertos


Durante los años 80 la Comunidad Valenciana se inundó de sociolingüistas de las más variopintas tendencias, todos ellos con infinidad de recursos para discutir y demostrar la relación filológica entre el catalán y el valenciano, eso sí, sin haber pisado una universidad. Cada uno aportaba su tesis y un impresionante corpus de pruebas que argumentaba más de una vez con airada vehemencia.

Siempre han surgido todo tipo de expertos, sin importarles la materia. Benditos expertos que sin necesidad de haber abierto un libro tienen en sus comentarios las claves para arreglar el mundo. Son expertos que de sopetón recopilan la supuesta información para componer juicios contundentes e irrebatibles. Son los mejores presidentes de gobierno, modélicos ministros impulsores de las decisiones más dinámicas y jueces, sobretodo jueces, capaces de emitir fallos ejemplares en el menor tiempo posible y sin opción a recurso alguno.

         Cierto es que estos juntaletras ponen todas sus propuestas al servicio de los demás espontánea y desinteresadamente. Ahora bien, tiene gracia que después de todo no muestren esa contundencia y ese acierto cuando la cuestión les atañe directamente, en especial con los asuntos domésticos. Para eso sí reconocen que son inexpertos, como todos los demás.


miércoles, 11 de febrero de 2015

Ídolos


         Si los dioses, sin discriminar ninguna religión, pudiesen realmente manifestarse y golpear a la humanidad por sus muchas insolencias, no cabe duda de que castigarían con furibunda violencia la actual idolatría.

         Y no sería porque estos nuevos ídolos se atrevan a rivalizar con ellos y pongan en riesgo su divinidad ni la religión, sino por la estupidez humana de generar, ascender a los altares y adorar a gente vulgar. Ídolos a los que no se reza porque reproducen su imagen entre camisetas, posters y otros placebos a buen precio. Eso sí, al igual que otros personajes divinos, estas nuevas deidades también corren el riesgo de ser pisoteadas y crucificadas por sus propios seguidores al menor golpe de fortuna, pues la gloria en este mundo sabemos que es efímera

         Tierra de locos, en un universo dirigido por los medios de comunicación, actores, cantantes, deportistas y hasta políticos absorben los cerebros de millones de fanáticos que viven y se desviven por rozarlos, por recoger una reliquia en vida y elevarse junto a ellos hasta el delirio, en un baño de máxima enajenación colectiva. ¡Pobrecillos todos!


domingo, 8 de febrero de 2015

Entrometidos


         Hay gente que parece que no tenga otro entretenimiento que arreglar la vida de los demás. No tienen suficiente con la suya y se entrometen en asuntos ajenos que ni les van ni les vienen.

Y no les basta con opinar, pese a que nadie les haya consultado. No aconsejan, sino mandan. Tratan de imponer su criterio por encima de las opciones que el propio interesado maneje. Su presencia suele ser insistente hasta sentirse insidiosa, machacante e insultante. Hay que hacer lo que ellos digan. Indistintamente se inmiscuyen en temas familiares, amorosos, profesionales e ideológicos porque creen que tienen carta blanca para hacerlo.

Con ello ocultan, como suele pasar en este tipo de personas, sus propios desencantos y frustraciones. Incapaces de encontrarse a sí mismos, indecisos e inseguros, aprovechan las circunstancias de los demás para proyectarse y gobernar sus vidas.

No se trata de saber pararles los pies, algo obligado, sino de tener muy claro que cuando uno toma una determinación, que sea porque uno lo decidió libremente y no bajo la presión de un entrometido, al que luego no encontraremos para reclamarle responsabilidad alguna.


jueves, 5 de febrero de 2015

Tóxicos


         Se agradece y mucho sentirse rodeado de compañeros que apoyan, comparten y empatizan, especialmente en las situaciones adversas. Con ellos se genera una atmósfera de confianza y un buen ambiente de trabajo. Los problemas de uno los son de todos y esa es la mejor manera de sobrellevar la ya de por sí complicada vida laboral.

         Es evidente que si hablamos de una empresa en la que convive mucha gente, no siempre la relación entre los compañeros es la idónea. Suele haber alguno que se considera señalado hasta el punto de imaginar una obsesiva persecución personal cada vez que se toma alguna decisión, que siempre interpretará como perjudicial.

         Incapaz de reconocer su desmotivación, falta de interés y nula participación, su descontento toma forma de una eterna letanía de lamentos y quejas sin consistencia alguna. Para este plañidero que no deja de llorar todo funciona mal, pero si se le invita a proponer alguna solución se refugia en un no sé, no es mi problema retomando en voz baja su triste oración diaria con la que maldice su suerte.

         Ante estos personajes tóxicos y contaminantes existe una respuesta muy sencilla: evitarlos. Afortunadamente siempre hay muy pocos.


lunes, 2 de febrero de 2015

Imitadores


         Sucede a veces que, sin proponerlo, una marcada personalidad se hace contagiosa y de pronto puede verse acompañada por otra persona que día a día va adaptando sus hábitos, sus expresiones, su ropa, su peinado... hasta convertirse en un verdadero imitador, cual reflejo de un espejo aunque sin la espontaneidad del original.

         Uno puede tener una forma de ser, una manera de hablar y una tendencia estética. Son marcas y cualidades que definen la personalidad y, según lo firmes, seguros y originales que sean pueden llamar la atención e incluso despertar admiración. Agrada ser reconocido, no ser imitado. Se llega a hacer hasta incómodo tener delante a cualquier hora esa réplica viviente que se surte de todas las propuestas aprovechando su proximidad. Se trata de un verdadero acoso por el uso de la imagen y de los rasgos más personales.

         Habría que preguntar a esos imitadores qué les mueve hasta llegar a ese comportamiento. Posiblemente busquen desmarcarse de las tendencias seguidas por la mayoría y por eso han elegido un formato más próximo. O simplemente esa ausencia de ideas no dejan de ser un síntoma que confirma su evidente falta de personalidad.