martes, 30 de julio de 2013

Ahora



Entendemos el tiempo como una tautología física que literalmente se escapa de nuestro dominio y a veces de nuestra concepción. La precisión con la que lo medimos puede satisfacer a los científicos, lo cual no resuelve mucho al resto de los mortales.

Incapaces de viajar por el tiempo en doble dirección, solamente podemos vivir el presente, el ahora, y sobre él montamos toda nuestra realidad, nuestras angustias, nuestras esperanzas. Es el ahora el que ofrece una perspectiva del pasado; es el ahora el que condiciona la previsión del futuro. Si por algún sitio podemos rozar el tiempo es en el ahora. Toda una ilusión porque físicamente el ahora es un mero punto convencional, carente de espacio y volumen, aunque establezca la insalvable frontera entre sus dos mitades antagónicas.

Nosotros en cada momento convocamos nuestro ahora: una parte de pasado que reside en nuestra memoria y que apunta hacia nuestro futuro. Solo los más hábiles, los que saben controlar ese efímero y móvil punto del tiempo, aprovechan su ahora para que, una vez convertido irreversiblemente en su pasado, beneficie a su futuro.

sábado, 27 de julio de 2013

Cartas




Dicen que el destino reparte las cartas de la vida y nosotros somos los responsables de jugarlas. Buena imagen aunque incompleta, ya que no nos enseña nada del juego.

Y posiblemente ahí recaiga la gracia del envite. Cualquier decisión, si va acompañada de las circunstancias apropiadas vale por un triunfo. Da lo mismo que echemos en la mesa una carta buena o mala, será ganadora en relación a las que compitan en esa mano. Por eso, hay que acertar a la hora de elegir qué carta vamos a jugar, cuándo y con quiénes.

El problema es que, salvo los muy afortunados, la mayoría de las personas cuentan solamente con una carta buena. La vida no da muchas más oportunidades. El buen jugador la guarda, la esconde, la mira y… cuando ve el momento la juega. Vivir consiste en ganar o perder, y para ello es necesario jugar.

miércoles, 24 de julio de 2013

Resaca



De las dos fases por las que pasa una resaca la peor es la tercera.

Malo es despertarse fuera de la hora habitual, golpeado por los síntomas de malestar: aturdimiento general, torpeza de movimientos, mal humor, dolor de cabeza, desagradable sabor de boca, inapetencia…

En un esfuerzo, arrastrando todavía esa sensación de angustia, cuando la visión parece recobrar un poco de cordura, saltan a la vista las primeras pruebas del desenfreno de la noche anterior: botellas rodando por el suelo, vasos semivacíos repartidos por el salón, la cocina, el cuarto de baño…  alguna lámpara todavía encendida reflejando el color de la ropa interior que cuelga. Entonces uno se esfuerza en recordar qué ha pasado. Y todo iba muy bien hasta… que la memoria, por mucho que uno quiera, bloquea y no da más de sí.

Uno cree que ha superado esa resaca varias horas después, recuperadas las constantes vitales, recompuestos el orden y la limpieza en casa. Pero no, la resaca reserva una sorpresa peor: cuando los amigos te cuentan lo que hiciste aquella noche, justo eso que la memoria se resistió a desvelar y cuando te insisten rechazas con dubitativos no es posible.

Y es que uno nunca es consciente de lo que es capaz de hacer.

domingo, 21 de julio de 2013

Mitos



El paso del tiempo tampoco ha respetado a las míticas bandas de rock de los años 70. Han pretendido resistirse a base de reuniones un tanto artificiales como las de Led Zeppelin o Queen, han montado reapariciones inexplicables como Camel o Black Sabbath, e incluso, en algunos casos, han preferido mantener una continuidad sobre los escenarios aun conscientes de que ya no aportan nada de nada como Yes o Deep Purple.

Perdida esa frescura y energía que les consagró, por mucho que conserven técnica y saber hacer, los aplausos que reciben hoy no son por sus actuaciones presentes sino por su trayectoria. El público se siente obligado a recompensar debidamente a estas leyendas que crearon temas como Stairway to Heaven, Bohemian Rhapsody, Close to the Edge, o Smoke on the Water.

Fueron protagonistas de la mayor eclosión musical de la historia moderna. Cada album publicado, y fueron muchos, presentaba una nueva propuesta de ritmo, sonido, instrumentación, tecnología y un compromiso con la estética. Aquellos trabajos seguirán siendo admirados y se mantendrán como referentes para los futuros músicos por muchos años.

Por eso, no acaba de convencer ver su aspecto tan deteriorado, por mucha nostalgia que uno quiera revivir. Su música será eterna, pero ellos ya han envejecido. Los mitos también deben aprender a morir y disfrutar de la gloria.

jueves, 18 de julio de 2013

Museos




Los museos suelen aparecer como objetivo impresicindible para los visitantes de una ciudad. En todas las guías turísticas se recoge el preceptivo apartado para enumerar y describir la serie de museos que alcanzan la categoría de visita obligada por su prestigio y obras de arte que en ellos se exhiben.

Porque todo museo que reciba una acreditación internacional en el mundo de la cultura asume esa función divulgadora del arte y del conocimiento al alcance de todos. Y ahí empieza el verdadero problema: la singularidad de las obras expuestas actúa de reclamo de una multitud de curiosos e ignorantes cuyo único fin es testimoniar un yo estuve allí. En los periodos vacacionales, los museos se atiborran de verdaderos consumidores de souvenirs que desplazan a los admiradores y entendidos del arte hasta hacerles la vida imposible.

Mal arreglo para esta situación, ya que los museos perciben una gran cantidad de ingresos gracias a esas ventas facilonas que les permiten seguir creciendo en ofertas e importancia. Mientras, como si los cristales blindados no fuesen suficiente, los auténticos estudiosos tratarán pacientemente de superar esa barrera infranqueble que despliga la asfixiante masificación en torno a las piezas más emblemáticas de la historia de la humanidad.


lunes, 15 de julio de 2013

Rachas




Hay quien cuenta su vida por rachas. Y en un alarde de simpleza las divide en buenas y malas, como si el antojo del azar fuese el ejecutor de su destino. De esta manera, se consuela a sí mismo a la espera de que a una racha mala le suceda una racha buena.

El caso es que no existen ni una ni otra. Al menos no se producen tan separdas. Ni todo es absolutamente negativo ni, por supuesto, las cosas salen siempre bien. Son meras interpretaciones que dependen del estado de ánimo. Sí, ciertamente, sufrimos reveses y estos pueden presentarse más o menos encadenados. Es más, el propio refranero sostiene el dicho de que no han de venir solos. Y también es cierto que difícilmente podremos romper esta serie si no cambiamos nuestra disposición, si no modificamos aquello que realmente nos está dirigiendo a que todo salga mal.

Las rachas no son caprichosos envites que nos arroyan como grandes olas. Solo existen circunstancias y capacidad de enfrentarse a ellas. La observación, la preparación y la determinación conformarán nuestra mejor respuesta a cualquier tipo de racha. Y una única solución: superación.

viernes, 12 de julio de 2013

Rupturas




En muchas ocasiones con una ruptura se pone punto final a una relación. Se rompe con aquella persona con la que, hasta ese día, se compartían los momentos más importantes de la vida. Una ruptura conlleva decisión.

El dolor de una ruptura podría superarse al olvidar más o menos de forma inmediata a la otra parte. La sensación de traición, el odio y la venganza suelen acompañarlo. Precisamente ese es un error demasiado extendido. La verdadera y definitiva superación de una ruptura consiste en repartir entre los dos proporcionalmente qué generó y facilitó la realidad que acabó siendo insostenible. Una ruptura efectiva debe saber discernir los aspectos decisivos y proponer una respuesta para que no se repitan. De este modo, tanto si se hizo como si se consintió algo que no se debía haber permitido, en el propósito de cambio debe incluirse todo aquello que agrietó la convivencia.

Se desaprovecharía la experiencia de esa relación acabada si se pensase que la libertad regresa sin más en el instante en que se decidió dejar de ver a la otra persona. De ser así, acabarán reproduciéndose las mismas situaciones no deseadas una y otra vez. Tras una ruptura quedan el futuro y una persona más curtida y con nuevas ideas.


martes, 9 de julio de 2013

Conservatorios




Creados en plena Ilustración con la intención de cultivar y divulgar la música, el canto y la danza, han acabado engullidos por su ortodoxia y su falta de adaptación a las novedades.

Con ellos se pretendió poner al alcance de la mayoría el conocimiento de las artes musicales. Los conservatorios constituían un pilar firme del academicismo. Sin embargo, se ahogaron en sus bases, sus enunciados y su propio clasismo. Nunca llegaron a desplazar a la música popular, más dinámica, más abierta, más mestiza…

Hoy funcionan como un reducto elitista, formando músicos, cantantes y virtuosos instrumentistas que ejecutan con maestría y precisión piezas clásicas ante los sibaritas melómanos con suficiente poder adquisitivo para pagar las butacas de un Liceo o un Palacio de la Música.

Eligieron muy bien el nombre: conservatorio. Porque para ellos, igual que la clerecía y la juglaría de la Edad Media, culto es antónimo de popular.

sábado, 6 de julio de 2013

Miradas




         Comunicativa sincronía del movimiento de los ojos que transforma la percepción en expresión. La mirada se desplaza más rápida que la palabra, evita las perífrasis y atina con precisión su significado.

Las miradas no mienten pero sí confunden. Las miradas interpretan y traducen los sentimientos. Con la mirada se abren corazones para ofrecer cariño y ternura y por igual reclamarlos. Hay miradas que recorren el cuerpo y lo acarician y a distancia lo desnudan. Se diferencian las lascivas de las inocentes porque se responde a las unas con miradas provocativas, a las otras con miradas cándidas.

Con las miradas nos relacionamos: hay miradas desafiantes, despreciativas. Hay miradas que se cruzan con miradas. Pueden ser miradas fijas y directas, altivas y penetrantes, incluso agresivas. Hay miradas que matan o no llegan a tanto, perdonan. Y también se puede mirar de reojo, soslayadamente. Miradas furtivas que no sostienen el intercambio de miradas, en pleno duelo de miradas. Miradas escondidas, tímidas.

         Dos ojos, un gesto y mil mensajes: miradas.

miércoles, 3 de julio de 2013

Rebobinar




Hay personas que echan en falta la capacidad de rebobinar algunas experiencias de la vida, aquellas que no les han parecido nada ventajosas o cuyas consecuencias las hayan acabado condicionando negativamente.

La vieja moviola en el cine o la tecla de retroceso en nuestros actuales reproductores nos permiten rebobinar a nuestro antojo escenas de películas cuantas veces queramos. Si dispusiésemos de esa oportunidad en la realidad quién se opondría a apretarla no una, sino incluso mil veces. Menos mal que se trata de un ejercicio de fantasía, ya que de no ser así, sería inconcebible que la gente pudiese armonizar sus vidas, siempre dependientes de las infinitas repeticiones solicitadas.

De todas formas, si una película es rebobinada una y otra vez, también una y otra vez comprobamos que las escenas reproducen el mismo guión. En cambio, nosotros tenemos otras opciones mucho más interesantes: rectificar, enmendar o, algo mucho mejor, sobreponerse.