jueves, 31 de octubre de 2013

Deslices



Como deslices se califican aquellos descuidos o pequeños errores que no deberían traer consecuencias importantes, además de poder ser subsanados con relativa facilidad.

De todas formas advirtamos que desliz forma parte de ese grupo de palabras que carecen del sentido de la reciprocidad. Hay que ver con qué frecuencia cuando se señala un error a alguien se destaca como fallo o equivocación, tal cual; mientras que si el mismo tropiezo lo realiza uno mismo es más sencillo explicarlo como un simple desliz.

Por una convivencia equitativa, aceptemos, pues, que tener un desliz es comprensible y perdonable. Compartámoslos sin más exigencias. Pero no abusemos de ellos porque, intrascendentes en sí, los deslices tienen la capacidad de ser acumulables y, por lo tanto, poco a poco, detalle por detalle, terminan convirtiéndose en hábitos, malos hábitos. No presentemos los deslices como una justificación. Los demás acabarían cansándose de nosotros.

lunes, 28 de octubre de 2013

Perfectos



         Partiendo de la base de que no hay nadie perfecto y que todos cometemos equivocaciones, surge una elemental pregunta: ¿por qué hay tantos que jamás reconocen un error?  ¿Por qué hay tanta gente perfecta?

         Pretenden ocupar el centro de todas las miradas. Reclaman la admiración por su capacidad de acierto, su efectividad, su precisión. Se consideran absolutamente deslumbrantes porque todo lo que hacen es irreprochable. Algunos, en un gesto de compasión con los demás, concediendo que la humildad es parte de su perfección, no le dan tanta importancia a su derroche de virtudes.

         Sin embargo, esa postura arrogante y engreída no deja de ser una torpe capa para cubrir sus verdaderas limitaciones y sus profundos complejos. Lejos de aceptar y superar sus propias condiciones, se crecen despreciando a los que le rodean. Y así, insolentes, provocan más de una risa y, por qué no, alguna carcajada, cuando incurren en algún fallo garrafal.

viernes, 25 de octubre de 2013

Observados



Cada vez que entras en este blog queda registrado en el contador de visitas del blogger que indica, además, el enlance de acceso así como el país de origen del lector. Un sistema automatizado sensible a cualquier otro parámetro que se quiera definir.

No cabe duda de que todos nuestros cibermovimientos están bajo observación. Dentro del ciberespacio hay un Gran Hermano diseñado para tomar nota de cada uno de nuestros golpes sobre el teclado, leer todos nuestros mensajes y alertar de aquellos que contengan una combinación de vocablos convenientemente catalogados. Nadie se escapa de su ojo.

Los gobiernos, dicen, defenderán así a sus ciudadanos de conspiradores, terroristas y psicópatas. Otros, recelosos, entrevén una violación injustificada de la intimidad del individuo. Y mientras se enfrentan ambos criterios, creadoras y beneficiadas de la idea, las empresas de estudios de mercado, con esos datos, elaboran informes y evaluaciones de las tendencias de consumo, que en manos de las multinacionales garantizan el éxito o el fracaso de cualquier proyecto. Estos sí que saben observar.

martes, 22 de octubre de 2013

Fantasmas



Protagonistas de la literatura de misterio, representan ánimas desgraciadas errantes fuera de su tumba. Proyectan desde el pasado una sempiterna necesidad de terminar aquello que en vida quedó inacabado.

Lejos de la ficción y de lleno con nuestro día a día también recorre nuestras calles y alterna en nuestros puestos de trabajo otro tipo de fantasmas. Estos, visibles y tangibles, en vez de arrastrar su condena por pasillos y dependencias de palacios, esconden sus limitaciones detrás de una imagen. Invierten todos sus esfuerzos en mostrarse a conveniencia, controlar sus movimientos y ofrecer grandes expectativas.

Muchos de ellos creen que ocultando sus carencias serán mejor aceptados. No consideran que, al igual que los personajes literarios, en cuanto alguien les reclame compromiso, su inconsistente figura se desvanecerá en el aire. Entonces, ya con sus defectos revelados, todos sabrán que habían estado conviviendo con un fantasma.

sábado, 19 de octubre de 2013

Horóscopos





Tratar de establecer una relación trascendente entre nuestra personalidad y nuestro destino tomando como referente la carta astral de cada uno se presenta, como mínimo, apetitoso. Se toma conciencia cósmica cuando imaginamos que en el firmamento, entre constelaciones, planetas e infinitas otras luces celestes se generó una energía única determinista sobre nuestro nacimiento para acompañarnos hasta el final de la vida.

Un acontecimiento único, vivir, explicado en exclusividad a través de una extraordinaria conjunción estelar irrepetible. Ahí está el problema. Esa noción de singularidad que las Matemáticas destrozan con cruel frialdad. Y es que, aún aceptando que dentro de los doce signos del Zodiaco, cada día, cada hora e incluso cada segundo del signo condiciona de manera diferente un alumbramiento, resulta que durante cada uno de esos 31,5 millones de segmentos zodiacales anuales llegan al mundo unas 4/5 personas que comparten por igual la misma carta astral.

Y lo peor no está en comprobar que esas 4 o 5 personas que nacieron en el mismo momento ya no compartan el mismo destino; lo peor es tratar de justificar, por ejemplo, en una catástrofe cualquiera, que todas las víctimas tengan su propia carta astral exclusiva y, sin embargo, acaben coincidiendo el final de sus vidas en un mismo lugar y un mismo instante.

Seguimos sin encontrarle sentido.




miércoles, 16 de octubre de 2013

Cifras



Las argumentaciones recurren a las cifras como un elemento de apoyo sólido que corrobora o confirma la idea que se está defendiendo. Las cifras, además, aportan un criterio objetivo e irrefutable. Hasta ahí alcanza la teoría. Sin embargo, las cifras, en política, se trasladan a un campo de batalla a merced de la interpretación y son vencidas por la manipulación.

Hábilmente los medios de comunicación, cuando se quieren mostrar imparciales tienden, no sin ironía, a facilitar en el caso de las manifestaciones los datos de asistencia ofrecidos por las diversas fuentes. Todo depende de quien haya hecho el recuento, si a favor o en contra. Es tan grande la diferencia que incluso hay quien propone la media aritmética de ambas versiones para dar una idea de lo que realmente ha podido ser.

Lo peor es la desfachatez con que se puede hacer uso de dichos números. Una vez superado el acontecimiento, esos registros, siempre falseados, quedan reflejados en periódicos y demás medios y se imprimen en la memoria colectiva, que es lo que realmente interesa.

Y es que algunos saben que una cifra vale más que mil palabras.

domingo, 13 de octubre de 2013

Dignidad



En la dignidad convergen aquellos valores que sostienen el equilibrio necesario entre la libertad y la responsabilidad, requisitos esenciales que determinan al individuo dentro de la sociedad. La dignidad parte del respeto, el propio y el compartido. Por lo tanto interfieren en ella factores tan frágiles como la autoestima o el prestigio público.

Mantenerla y afianzarla depende directamente de nuestros actos. Solo la entereza, la honradez y la observación de los principios más nobles pueden respaldar un comportamiento digno. No es cuestión de ocupar puestos de renombre ni altos cargos, es cuestión de integridad personal.

Se pierde la dignidad cuando se anteponen intereses y ambiciones, cuando se traicionan los ideales. Y, aunque se pueda alcanzar el éxito y la fama, nunca habrá plena satisfacción si se ha recurrido a trampas y artimañas. El falso triunfador se niega a sí mismo. Y no existe nadie más indigno que aquel que no tenga escrúpulos de serlo.

jueves, 10 de octubre de 2013

Palabrería



La amplia, diversa y recurrida capacidad de observación que la sociedad hace sobre sí misma se recoge en el refranero de la Lengua Española. No se escapa tema: amores, amistades, familias, oficios, negocios, clima. Corresponden a máximas, dichos, aforismos o proverbios, según las culturas.

Mas prescindir de ellos en el discurso figura entre los numerosos consejos que el Quijote apunta a Sancho, recién nombrado gobernador de la ínsula Barataria. Señala el hidalgo caballero que por su brevedad pueden parecer más disparates que sentencias. Sin embargo, a lo largo del diálogo, su fiel escudero encaja, ensarta y enhila refranes como nadie pueda igualar.

La palabrería política, desoyendo tan sutil apunte, si no refranes exactamente, ha acuñado absurdas expresiones vacías de significado por su desgaste: asuntos de especial relevancia, merecedores de atención prioritaria, con su correspondiente análisis exhaustivo, su pertinente paquete de medidas y las líneas de actuación planteadas, para conseguir, con una posición clara y contundente, y con especial énfasis, a la mayor brevedad posible, dar cumplimiento pleno a la voluntad política de todos los ciudadanos y ciudadanas, en una definitiva apuesta por el futuro.

Nada de nada.

lunes, 7 de octubre de 2013

Universos



La Física Cuántica atrae por igual a científicos como a filósofos ya que ofrece explicaciones de la realidad que atraviesan, cual saetas, los conceptos más sólidos de la Ciencia. La mecánica cuántica llega a demostrar que una misma partícula puede ocupar dos o más lugares distintos a la vez. La existencia de diferentes universos simultáneos, según Everett, hacen esto posible y concebible.

En cierta forma nos recuerda a la experiencia de Segismundo, encadenado en un torreón, después sentado en un trono y seguidamente reducido de nuevo en su cárcel. Una sucesión de vidas, sueños y universos prácticamente simultáneos que le llevan a parafrasear ...y los sueños sueños son.

Y aunque en su obra Calderón dejó cuestiones por resolver, sí percibió que todos debemos responder simultáneamente, por el mero hecho de nacer, a una doble ecuación: nuestra propia integridad como ser humano y el papel que tenemos que representar en este Gran Teatro del Mundo, que es vivir. La dualidad del ser: el universo de su propia esencia y el universo de sus propios actos.

viernes, 4 de octubre de 2013

Laberintos



Girar a un lado, luego girar al otro, recorrer un tramo, detenerse, girar de nuevo y de nuevo girar... llegar al mismo lugar por donde ya habíamos pasado: laberinto.

En más de una ocasión puede asaltar esa sensación. Tratar de cambiar el rumbo de la vida y tras experimentar distintas vicisitudes se acaba teniendo la impresión de que se ha regresado al mismo punto ya vivido. Confundidos en ese laberinto la desesperación entrega la ilusión y acepta la derrota. Como lo hacían los jóvenes sacrificados que terminaban devorados por Minotauro, incapaces de encontrar la salida del mitológico laberinto cretense.

El mismo mito también nos cuenta que Teseo, tras atar en la entrada un cabo de hilo facilitado por Ariadna, encontró al monstruo, le dio muerte y supo salir siguiendo el rastro dejado. Y es que de un laberinto solo se puede escapar cuando el conocimiento sobre los pasos que se dan vienen respaldados por los pasos dados. El equilibrio perfecto entre la reflexión y la acción.

martes, 1 de octubre de 2013

Olvidar




Con frecuencia establecemos entre las palabras caprichosas asociaciones: perdonar no implica olvidar. De ahí que algunos perdonen, pero no olviden, aunque se pueda pensar que tras ese perdón se esconde una chispa de rencor.

La proximidad de ambos conceptos queda marcada por los propios hechos. Perdonamos cuando alguien nos hace daño, nos perjudica o simplemente nos falla. Manifestar nuestro perdón, puro y llano, es una muestra de que no vamos a tomar represalias ni vamos a exigir ninguna reparación por el perjuicio provocado. Es una clara predisposición para mantener una convivencia en armonía.

En cambio olvidar ya es más complicado. En la memoria se acumula toda la experiencia y el aprendizaje de la vida. No olvidar es una cuestión de supervivencia y por ello, sin necesidad de alimentar rencores ni venganzas, evitar aquellas situaciones o personas que en el pasado nos perjudicaron resulta muy útil.

Cuando perdonamos no estamos obligados de ninguna manera a olvidar. Por contra, desagradecidas son aquellas personas que pese a recibir un excelente trato e incluso favores, al menor contratiempo lo olvidan todo.