Día 157º de la pandemia del Covid-19. Continúo asintomático. Parece que hemos llegado a la intersección de dos líneas imaginarias perpendiculares entre sí. Un punto que tome la dirección que tome asusta. Porque si miramos hacia fuera está la amenaza del repunte; pero si tenemos en cuenta la presión acumulada por tantos días de confinamiento está el rebote, entendido como esa respuesta mayoritaria de gente que ha invadido las calles. Y no es un juego: ¿podrá el miedo a un repunte detener el inevitable rebote?
Quienes no tardarán mucho en rebotar son los profesores. Hasta que finalice el calendario escolar tendrán que rellenar tal cantidad de informes pormenorizados e individualizados sobre los alumnos que de imprimirse en papel -que es como más les gusta a los inspectores de Educación, al menos a los que yo llegué a conocer-, la deforestación de las selvas de Borneo y del Amazonas sería absoluta.
No acaba aquí la cosa. Nuestra ministra de Educación anuncia tan campante que el próximo curso las materias se impartirán combinando clases presenciales con seguimiento telemático y los alumnos asistirán al aula en días alternos. Me temo que esto significa que el alumnado irá bastante confuso -además de aumentar el abandono escolar- y que el profesorado doblará, sin horario determinado, su jornada laboral -sale más barato-, atendiendo a sus alumnos, bien durante sus horas lectivas in situ, bien desde su casa on-line. Señora Celáa, ¡qué bueno es saber qué es lo que se quiere decir antes de decirlo! En su descargo está que tiene en la manga el comodín del aprobado general -aunque ya lo ha usado una vez-.
Sigamos confiando en nuestras autoridades (porque no hay otras).
Quienes no tardarán mucho en rebotar son los profesores. Hasta que finalice el calendario escolar tendrán que rellenar tal cantidad de informes pormenorizados e individualizados sobre los alumnos que de imprimirse en papel -que es como más les gusta a los inspectores de Educación, al menos a los que yo llegué a conocer-, la deforestación de las selvas de Borneo y del Amazonas sería absoluta.
No acaba aquí la cosa. Nuestra ministra de Educación anuncia tan campante que el próximo curso las materias se impartirán combinando clases presenciales con seguimiento telemático y los alumnos asistirán al aula en días alternos. Me temo que esto significa que el alumnado irá bastante confuso -además de aumentar el abandono escolar- y que el profesorado doblará, sin horario determinado, su jornada laboral -sale más barato-, atendiendo a sus alumnos, bien durante sus horas lectivas in situ, bien desde su casa on-line. Señora Celáa, ¡qué bueno es saber qué es lo que se quiere decir antes de decirlo! En su descargo está que tiene en la manga el comodín del aprobado general -aunque ya lo ha usado una vez-.
Sigamos confiando en nuestras autoridades (porque no hay otras).
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