sábado, 11 de octubre de 2014

Simetrías


         Dentro de las distintas maneras de estudiar la simetría, la conocida como simetría bilateral goza de mayor popularidad. Establecido un eje central objetos, elementos o estructuras se distribuyen con absoluta presición en igual posición, forma y tamaño respecto a los dos lados de ese eje.

         Entendida la simetría como una perfección se convirtió en un ideal inalcanzable. Leonardo da Vinci ahí nos dejó El hombre de Vitruvio, un verdadero estudio gráfico de las proporciones de las partes más importantes del cuerpo humano dibujadas desde una concepción básicamente simétrica de nuestra naturaleza. Era el reconocimiento de un orden binario definido por una mente superior, la divina.

         Ahí, de base, nacía el error de Leonardo que le llevaba a ignorar la evidencia, porque el cuerpo humano carece de simetría: ni los ojos, ni los brazos ni las piernas... ni son iguales ni simétricos entre sí. Esa obstinada búsqueda de la perfección en la simetría como una manifestación natural nos sirve de ejemplo: las ideas preconcebidas condicionan nuestra manera de entender la realidad provocando el equívoco. La simetría no es la perfección, sino simplemente un concepto formal de la distribución de los cuerpos.


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