La persona escéptica ha elegido una postura crítica
ante la existencia. Rechaza las soluciones propuestas para someterlas a todo
tipo de reflexiones. Tachada de incrédula, sus observaciones molestan mucho a
quienes prodigan la verdad absoluta.
Porque el escéptico parte de la duda, recurre a la
investigación, llegando generalmente a focalizar sus juicios en los
sinsentidos, contradicciones y paradojas con que nos quieren hacer entender la
realidad.
Las ciencias utilizan el escepticismo como un
impulso vital propio, combatiendo directamente la ignorancia, la superstición,
el radicalismo y la religión. Con todo, corren el importante riesgo de olvidar
su propia naturaleza escéptica y aseverar con rotundidad sus propias
conclusiones.
Y no, no olvidemos que las ciencias, son solo
ciencias mientras sometan constantemente a la duda todos sus resultados. De lo
contrario, tendríamos una nueva religión.
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