domingo, 22 de marzo de 2020

Día 113º de la pandemia del Covid-19

Día 113º de la pandemia del Covid-19. Continúo asintomático. Anoche nuestro presidente asaltó las televisiones para transmitir un mensaje muy parco en contenidos y muy extenso en minutos, demasiados. En su pobre y repetitiva intervención, nos pidió "tiempo", a todos nosotros y también al Cielo... porque él no lo puede conseguir aprobando Decretos para ganarlo. Igual que sucedió la otra noche con Philip Saw, también fue recibido con un concierto multitudinario de cacerolas en los balcones. Servirá para que algunos se entretengan en medir y comparar los decibelios que se alcanzó en cada caso. Incluso, como se hacía antes de esta crisis, para falsear los números en el recuento de personas que acudían a las manifestaciones. Es triste: no es el momento para echarse pulsos. Las cacerolas son para la cocina y nadie me tiene que decir cuándo las tengo que sacar al balcón. Que no nos manipulen con estas estupideces.


Hoy es domingo, hoy es festivo. ¿Festivo? No, no hay fiesta. El Covid-19 ha cambiado nuestra forma de pasar los domingos. Nos está cambiando nuestros hábitos, nuestra vida. Algunos apuntan aspectos positivos -entre ellos, nuestro presidente que lo enumeró anoche como uno de los logros (?) del Gobierno- como la disminución de los índices de contaminación. Es como recurrir a ese resignado refrán de "no hay mal que por bien no venga". Mirándolo desde el otro lado, el del estado del bienestar que hemos aparcado a la fuerza, no es nada convincente tener que aceptar estas condiciones para aliviar la carga negativa del mundo industrializado.


Por lo demás, sigamos confiando en nuestras autoridades (porque no hay otras).

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