Día 202º de la pandemia del Covid-19. Continúo asintomático.
A solo dos días para el fin del mundo maya aquí se sigue ofreciendo una imagen
un tanto caótica. Las nuevas investigaciones señalan que las personas con
sangre tipo A corren más riesgo de sufrir la enfermedad de manera más severa.
Para ellos queda el consuelo de la dexametasona que está indicada para los
enfermos más graves. En cambio este medicamento puede ser perjudicial para los
que solo tienen síntomas leves. Los demás quedan a la espera de la soñada
vacuna que según varios laboratorios ya la tienen esbozada y se empiezan a
cuestionar cuántos millones de dosis podrán estar disponibles en el menor
tiempo. Remedios que no llegan a los nuevos infectados, la mayoría de ellos con
origen del contagio desconocido, salvo que sea en hospitales, donde el personal
sanitario sigue siendo uno de los más afectados. Pero no pasa nada, porque los
fallecidos no se contabilizan porque están congelados. Es más, en la Comunidad
Valenciana van por delante porque todo muerto automáticamente pasa a ser una
persona libre de coronavirus. Una idea que se le ha escapado al señor Illa que
llega tarde, porque si Galicia fue el otro día, esta misma noche el País Vasco
empezará el estado de desalarma,
palabra más consecuente con la desescalada
en fase cuatro. Estrenarán su nueva libertad con todo controlado, incluido el
hospital de Basurto. Sin olvidarnos de Mallorca, donde ya no se aplaude a los
sanitarios, sino a los alemanes, que vienen a ponernos nota, ellos que cuentan
con los tres repuntes más importantes de Europa. Y de fondo, para refrescarnos
la memoria, nos pasan el video de cómo se instruía al personal de un hospital
de Madrid -en pleno colapso sanitario- para asignar las camas UCI en función de
los años recuperables de cada paciente. Un video muy ilustrativo que sirve para
prepararnos por si esto se pone mal. Con todo este panorama, lo más lógico es
que nadie le preste atención al fin del mundo anunciado por los mayas, pese a
que si se llega a confirmar, sería todo un acontecimiento.
Sigamos confiando en nuestras autoridades (porque no hay
otras).
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