Día 191º de la pandemia del Covid-19. Continúo asintomático.
No es ninguna novedad que las televisiones se hayan convertido en los altavoces
de los partidos políticos. Lo hacen de manera más formal como puede ser Trece, donde comulgan cristianamente los
periodistas y críticos de derechas, o de forma explícita como La Sexta, que el último sábado acordó
con la señora Montero emitir un mitin panfletero bajo la apariencia de
entrevista con Iñaki (López).
El desarrollo del texto de la señora Montero no tuvo
desperdicio: sobre el 8 de marzo se escudó en el informe de los expertos -esos
que posteriormente el señor Illa reveló que no existían-; sobre la violencia
doméstica se olvidó de que es ella la que está en el gobierno: ante el
importante aumento de las denuncias registrado durante el confinamiento no nos
explicó si el Gobierno multiplicó los recursos para responder y garantizar la
seguridad de las víctimas -algo que ahora sí es su responsabilidad-. Y,
finalmente, sobre la crispación social y política, con una voz suave y próxima
-¿verdad, Iñaki?-, en un tono muy parecido al de su marido -¿verdad, Matías?-,
dejó muy claro que había un sector, es decir, la ultraderecha, que estaba
reaccionando muy mal porque no acababa de entender lo bien que lo estaban
haciendo desde su cogobernanza.
En líneas generales no aportó absolutamente nada nuevo al
discurso general que se está
transmitiendo desde que llegaron al poder. Fue un ejercicio de
reafirmación, tan dulce y reconfortante para sus simpatizantes como vacío para
el que buscaba un mínimo de autocrítica. Y si no se reconocen los fallos, jamás
se podrán corregir, que es lo que nos interesa a todos.
Sigamos confiando en nuestras autoridades (porque no hay
otras).
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