Día 195º de la pandemia del Covid-19. Continúo asintomático.
Ahora toca a Educación: ¡prepárense que
vienen turbulencias!, diría un piloto de avión a su pasaje. Recordemos que
ahora tenemos dos Ministerios -¿será para ahorrar gastos?- y, por lo tanto, lo que
proponga uno no tiene nada que ver con lo que dicte el otro. Confiamos en su
plena coordinación.
Y así se ve, porque en Universidades, para evitar un aumento
en el gasto, se plantea la presencialidad
adaptada -se nota que tiene estudios superiores y saben de rótulos- que no
es otra cosa que establecer rotaciones entre los alumnos para que alternen
clases presenciales con las de on-line.
Eso sí, la matrícula costará lo mismo. Todo esto ante la inhibición de los
sindicatos estudiantiles que están más preocupados en defender al Gobierno de
izquierdas, mediante su inhibición absoluta, que los derechos de los propios
estudiantes.
Y donde nos esperan la mayor colección de digo-diegos es en Enseñanza. Han
descubierto los grupos burbujas -con
ese nombre se nota que no tienen las mismas habilidades que los de
Universidades- para los más pequeños que convivirán en aulas con una dinámica
familiar. O sea, grupos compactos que no pueden interactuar entre sí. Para los
mayores no se dice mucho más, aparte de la
distancia -que de 2 metros ha pasado a 1,5 en pocas horas-, suena a ignorancia
absoluta eso de, para aprovechar todas las instalaciones del centro, recomendar
dar clases en el gimnasio. ¡Señora Celaá, la Educación Física es una asignatura
y se imparte en el gimnasio! Menos mal que no nombró los aseos y vestuarios.
Por no alargarnos, hoy no hablaremos de las mascarillas en
los centros educativos, que darán mucho juego.
Sigamos confiando en nuestras autoridades (porque no hay
otras).
No hay comentarios:
Publicar un comentario