sábado, 1 de agosto de 2015

Reliquias



El Ministerio de Cultura español desembolsó recientemente un importante capital para sufragar la identificación de los restos mortales de Miguel de Cervantes. Entre otras justificaciones, además de darle un digno final al más ilustre autor en Lengua Española, se expuso que con ello se atraería a innumerables turistas que aportarán un beneficio económico para Madrid y España en general.

De esta manera en el fondo se emitía una llamada para los que veneran reliquias de personajes históricos. A imitación de casas museo, mausoleos y edificios semejantes, la tumba de Cervantes deberá atraer a mucha gente, cuya mayoría, casi seguro, no se habrá leído ni El Quijote ni ninguna de sus otras inmortales obras.

Son las reliquias un último legado, eso sí, totalmente vacío de interés salvo para los curiosos. Porque de Cervantes, como de todos los grandes artistas, lo importante nunca fueron sus huesos ni su mala vida. Lo más grande que aportó y que lo elevó a la eternidad fueron sus palabras, sus textos. Hoy afortunadamente están al alcance de todos, disponibles en cualquier parte del mundo gracias a la tecnología. Y eso es prácticamente gratis. Como debe ser.

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