lunes, 31 de agosto de 2015

Maradona


         Si repasamos por encima la biografía de Maradona llegamos a la conclusión de que da suficiente juego como para escribir un guion cinematográfico. Sigue con rigor los cánones exigibles de una historia de ascendencia y caída anunciada de antemano. Y aunque todavía faltan por cubrirse varios capítulos más, se intuye que su final no se desviará de esa línea más propia de la Literatura que de la realidad.

         Maradona empezó a vivir en el humilde barrio de Villa Fiorito y desde allí llegó a dar la mano a jefes de estado y a viajar con valija diplomática. Se hizo grande en el deporte, el mejor en su época, pero nunca se escapó del barro. Prometió a su gente que jamás los abandonaría y así lo hizo. Se los llevó de Buenos Aires a Barcelona y de allí a Nápoles. Se llevó a su gente y con ellos su miseria.

Fue un lastre al que se negó a traicionar por pura lealtad a sus orígenes. Despilfarro, vicio y drogas hasta convertirse en una marioneta de la camorra napolitana. Cuando quiso salir no se lo perdonaron y lo hundieron.

Hoy deambula entre mito y títere. Parece que guarda muchos secretos que aprendió a lo largo de su vida. Seguramente nunca los desvelará por darle una mayor dimensión a su muerte.


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