El descubrimiento del Kepler-452b, un
planeta que reúne unas condiciones muy similares a las de la Tierra,
prácticamente confirma la existencia de otros lugares con vida en el Universo.
Las probabilidades estadísticas de que existan millones de planetas habitables
y habitados rozan la certeza de que ya no estamos solos.
Podemos hacernos miles de preguntas en
torno al aspecto, grado de desarrollo e intenciones de nuestros desconocidos convecinos
universales y responderlas en función a nuestra imaginación, temores y deseos.
Un qué será de nosotros cuando
contactemos con ellos.
También podemos mirar hacia el pasado y
reformular el quiénes hemos sido
durante todo este tiempo. Porque atravesaremos la misma crisis de pensamiento
que provocó Galileo convulsionando la fe de la Iglesia con el heliocentrismo. Aceptado
el hecho de que compartimos el Universo con otros seres y otras civilizaciones la
humanidad ha dejado de ser el centro de la existencia y, por lo tanto, pensar
en un Padre creador y su Hijo redentor no tiene sentido. Algunos se han quedado
huérfanos.
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