martes, 1 de octubre de 2013

Olvidar




Con frecuencia establecemos entre las palabras caprichosas asociaciones: perdonar no implica olvidar. De ahí que algunos perdonen, pero no olviden, aunque se pueda pensar que tras ese perdón se esconde una chispa de rencor.

La proximidad de ambos conceptos queda marcada por los propios hechos. Perdonamos cuando alguien nos hace daño, nos perjudica o simplemente nos falla. Manifestar nuestro perdón, puro y llano, es una muestra de que no vamos a tomar represalias ni vamos a exigir ninguna reparación por el perjuicio provocado. Es una clara predisposición para mantener una convivencia en armonía.

En cambio olvidar ya es más complicado. En la memoria se acumula toda la experiencia y el aprendizaje de la vida. No olvidar es una cuestión de supervivencia y por ello, sin necesidad de alimentar rencores ni venganzas, evitar aquellas situaciones o personas que en el pasado nos perjudicaron resulta muy útil.

Cuando perdonamos no estamos obligados de ninguna manera a olvidar. Por contra, desagradecidas son aquellas personas que pese a recibir un excelente trato e incluso favores, al menor contratiempo lo olvidan todo.

No hay comentarios: