domingo, 13 de octubre de 2013

Dignidad



En la dignidad convergen aquellos valores que sostienen el equilibrio necesario entre la libertad y la responsabilidad, requisitos esenciales que determinan al individuo dentro de la sociedad. La dignidad parte del respeto, el propio y el compartido. Por lo tanto interfieren en ella factores tan frágiles como la autoestima o el prestigio público.

Mantenerla y afianzarla depende directamente de nuestros actos. Solo la entereza, la honradez y la observación de los principios más nobles pueden respaldar un comportamiento digno. No es cuestión de ocupar puestos de renombre ni altos cargos, es cuestión de integridad personal.

Se pierde la dignidad cuando se anteponen intereses y ambiciones, cuando se traicionan los ideales. Y, aunque se pueda alcanzar el éxito y la fama, nunca habrá plena satisfacción si se ha recurrido a trampas y artimañas. El falso triunfador se niega a sí mismo. Y no existe nadie más indigno que aquel que no tenga escrúpulos de serlo.

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