domingo, 22 de marzo de 2015

Politeístas


         Despierta cierta incredulidad el reconstruccionismo pagano que recupera abiertamente el culto a Júpiter y su elenco de deidades. Aun así comparten, por estrafalarios que parezcan, los mismos argumentos con que se rebate a los monoteístas. ¿Al fin y al cabo si se acepta la existencia de un dios, por qué necesariamente ha de ser un hecho único e irrepetible?

         Todas las culturas politeístas establecen un complicado sistema de dioses  y semidioses que casi nunca tiene una explicación definitiva. Frivolizando, podríamos afirmar que tienen dioses para todo: fecundidad, guerra, salud... dioses que se reparten todos los ámbitos sociales y, si llega el caso, discuten y rivalizan entre sí como reflejo del inestable comportamiento humano.

         El monoteísmo cristiano no se escapa de una práctica politeísta encubierta. Su jerarquía divina, además de presentar el misterio de un Dios único y Trino, se refuerza con personajes que interceden como lo son la Virgen -en infinidad de versiones- y todos los santos. La devoción aumenta según los milagros concedidos en divina competencia. Eso sin olvidar el lado oscuro donde reina Satanás y su perversa corte.

Todos estos dioses, cristianos y paganos, tienen en común su antropomorfismo. ¿Qué hay de extraño con volver al origen?


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