miércoles, 25 de marzo de 2015

Adivinanzas


        A partir de unas pistas o unos indicios hay que acertar lo que oculta el enunciado. Jugando se aviva el ingenio, la observación y se potencia el talento. Las adivinanzas pueden ser muy divertidas.

        En cambio, dejan de ser un juego estos acertijos cuando con ellos se pretende valorar la atención, el interés e incluso el amor que cohesiona una pareja. Más de uno cree que sin necesidad de hablar ya debe ser entendido o sin pedir ya tiene que recibir; como si el otro tuviese el don de leer la mente y siempre dispuesto a su servicio. Pero no suele suceder así. Más bien al contrario. Nadie puede exigir que le adivinen los gustos, que resuelvan las dudas de su estado de ánimo o que se anticipen a cualquier petición.

Mucho más efectivo que dejarse adivinar es el diálogo sincero. Con él se intercambian opiniones, se disipan los malentendidos, no hay lugar a las interpretaciones y sirve de verdadero sensor de la estabilidad de una relación. Por eso, no hay que esperar a que adivinen nuestras intenciones, simplemente comuniquémoslas.


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