Todo indica que el signo de la arroba @
es otro invento de los contables y notarios castellanos como la ñ. Al menos, el
uso de este símbolo aparece en un texto de 1448 que registra la llegada de
trigo desde Castilla al Reino de Aragón. La informática ha querido que esta
grafía específica que designaba una unidad de peso, la arroba, acabase
haciéndose de dominio público en todo el mundo con un valor totalmente
distinto.
El usuario llano ha aprovechado que este
símbolo ahora figure indefectiblemente en todos los teclados para popularizar
diferentes valores, dependiendo del idioma que se hable. En inglés, ellos
siempre prácticos, sustituye a la preposición at; en Alemania ha abierto un debate legal por reemplazar a la
letra a en el registro de marcas
comerciales. Hasta llegar al español donde desde no hace muchos años se utiliza
en los textos no sexistas como ambivalente de masculino y femenino.
Pese a que la Real Academia de la
Lengua hace observación de que no es un signo lingüístico y señala que su uso
es inadmisible ortográficamente, la arroba está triunfando entre aquellos que
creen mostrarse sensibles ante el machismo del lenguaje. Y es que hay t@nt@s que
confunden género gramatical y sexo.
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