domingo, 3 de agosto de 2014

Genios


         No hay tantos genios como anuncian por ahí. La genialidad es una cualidad que se atribuye con demasiada facilidad en los medios. Hay muchos que se camuflan bajo la carpa de las vanguardias ya que confunden originalidad, excentricidad, irreverencia, imprudencia y, más de una vez, fortuna cuando se traduce en éxito. Pero no son genios.

         Un genio, en primer lugar, no reconoce ni la ortodoxia ni los cánones porque para él son barreras. También rechaza el método y los sistemas aprendidos pues solo marcan un único recorrido. Un genio apunta directamente a su objetivo final y lo alcanza evitando cualquier paso intermedio. Son siempre, por definición alternativos.

         Alejado de las normas y de la lógica más general, el genio se confundiría con un loco. Y ahí está su capacidad de superación porque el genio consigue sorprendernos, deleitarnos y sabe reclamar nuestra admiración cuando finalmente somos capaces de entender lo que nos muestra.

         Visto así, el número de genios a lo largo de la historia ha sido pequeño, aunque lo suficientemente importante como para que nuestra civilización haya dado los pasos más determinantes tanto en el pensamiento como en el conocimiento.


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