viernes, 15 de agosto de 2014

Celestinos


         Siempre ha habido gente que de aburrida se ha entretenido emparejando a los demás. No le bastan los chismes que airea entre conversaciones de conventillo, por eso necesita organizar la vida de todos y si se trata de la sentimental mucho mejor.

         De conventilleros a trotaconventos como se les señalaba a estos profesionales en la Edad Media. Eran también llamados alcahuetes, que en árabe quería decir mensajeros, pues mensajes transitaban entre jóvenes casamenteros. El saber popular apuntaba preferentemente hacia las mujeres, astutas por viejas que no por sabias, liantes y malintencionadas. Pero esta actividad no conocía de sexos, también era practicada por hombres. Elegían sus víctimas entre tímidos y acoquinados solteros.

         Como los tiempos cambian que no las necesidades humanas, los nuevos celestinos se dan a conocer por la televisión, colocan sus cookies en la red y cazan entre los solitarios internautas. Combinan los adelantos actuales con los tradicionales engaños y enredos de antaño.

         Por el contrario estas empresas multinacionales, desde su soporte informático, ya no ofrecen el estímulo que animaba a todos los chismosos y entrometidos. Ahora garantizan confidencialidad y discreción: en algo han mejorado.


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