sábado, 30 de agosto de 2014

Antenas


         Hay gente que no tiene orejas, tiene antenas parabólicas capaces de captar conversaciones privadas a cientos de kilómetros a la redonda. No importa que se hable en voz baja, en tono confidencial o se haga en un lugar herméticamente cerrado, su capacidad de captación de cualquier onda sonora humana es fabulosa.

         Y no solamente sorprenden porque sean capaces de recoger información de todo tipo, sino que además se complementa esta labor con otro prodigioso don natural para poder recomponer las palabras y proceder a su redifusión por todos los círculos conocidos y satisfacer la curiosidad de sus más allegados.

         Su dedicación es absoluta y no dejan sin airear intimidades ni secretos. Todo lo que llegue a sus oídos es material susceptible de divulgación. Cierto es que los asuntos más delicados se presentan con un no se lo digas a nadie, pero... lo que en su jerga equivale a dar permiso para reenviar.

         Bien mirado, también tienen sus ventajas, pues, cualquier mensaje que queramos poner en conocimiento de mucha gente, basta con que se lo pasemos y ellos, gentilmente y de forma gratuita, lo pondrán en circulación con la mayor brevedad posible. Ah, no olvidemos empezar con un no se lo digas a nadie...



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