lunes, 18 de agosto de 2014

Críticos


        En cierta ocasión a la salida de un concierto de Chick Corea y Gary Burton tuve la oportunidad de conversar con el crítico de música de la gacetilla intelectualoide que monopolizaba entonces y continúa ahora la información cultural de la ciudad donde resido.

Él, muy ufano y altanero, no se cortó en ningún momento en mostrar un absoluto desprecio por el recital ofrecido por tan especiales músicos. Encontró absurda la combinación de piano con vibráfono, desautorizó la selección de temas elegidos para el repertorio y rechazó los juegos entre los dos intérpretes. Según la valoración del este crítico provinciano, la actuación había sido nefasta.

Afortunadamente para todos, tanto Chick Corea como Gary Burton jamás leyeron esa crítica. Aquella noche se retiraron tras recibir la merecida ovación de un público que disfrutó de la armonía entre el piano y el vibráfono, una extraordinaria selección de piezas procedentes de períodos tanto eléctricos como acústicos de su amplia discografía, todas interpretadas con naturalidad y espontaneidad.

Este crítico local no había confundido su oficio. Al igual que las del New York Times o Le Monde su crítica cumplía con el único requisito válido: poseer el concepto sin abordar la forma. Eso no reduce su inmedible ignorancia. Simplemente abre a la duda sus comentarios en el caso de que sean favorables.



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