domingo, 1 de septiembre de 2013

Favores




¡Qué peligro tienen los favores!

Si nos piden un favor nos pueden poner en un compromiso. Quien viene a nosotros nos otorga la facultad de poder darle precisamente aquello que le hace falta. ¡Qué mal quedamos si no hacemos ese favor!

Pero partimos de la base que hacer un favor no es obligatorio, en cambio agradecerlos sí. Una vez recibido un favor debemos corresponder y en la primera ocasión devolverlo. Favor por favor. Así forzamos a que nos agradezcan el gesto y queden en deuda con nosotros. Con ello estamos generando una espiral progresiva de favores y deudas que se rompe cuando un día uno no pide sino que acaba exigiendo al otro un favor. Rota la secuencia, rota la confianza.

Los favores ponen a prueba los límites de las personas con las que nos relacionamos. Por eso con las verdaderas amistades nunca se pide nada a cambio, eso no son favores sino pruebas de amistad, y quienes actúan con prudencia en la medida de lo posible reconocen y evitan los favores interesados.

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