sábado, 7 de septiembre de 2013

Humor




Frente a los que se sofocan ante cualquier situación en la vida, por nimia que sea, están los que se la toman a broma, incluida la propia muerte. Se ríen de todo o, más bien, parece no importarles nada. Son dos maneras extremas de entender la existencia. Los grandes comediantes así lo han reflejado en sus obras, aunque las tragedias siempre golpearon más directamente sobre su público.

Al igual que en el teatro, podríamos dividir la especie humana entre los serios y trascendentes y los que desarrollan el sentido del humor. Ninguno de los dos cambian la realidad, ninguno de los dos es más efectivo para alterarla. Con todo, al igual que en el teatro, las dos maneras de responder hacen falta.

Al reflexivo y reservado trágico le vienen muy bien esos toques desenfadados, pero necesariamente agudos, para esbozar siquiera una breve sonrisa en los malos momentos. Y es que un comentario divertido, una frase graciosa, una cara risueña no solucionan mucho, sin embargo permiten afrontar la vida con cierto optimismo.

No hay comentarios: