sábado, 4 de mayo de 2013

Trotamundos




         Si lo versos de Machado parafraseaban la vida como un camino indefinido que solo tomaba cuerpo por cada paso andado, hay quien va más lejos y lleva esta imagen poética a su propia realidad.

         De un lado para otro, el trotamundos hace y deshace maletas por igual. Reside –quizá simplemente toma aliento- por poco tiempo en un lugar y retoma su camino, en eterna itinerancia, a cualquier otra parte del planeta. Pese a los años y a las grandes distancias recorridas su equipaje no crece en volumen, solo en recuerdos. Tras su paso, este trotamundos, conviviendo con tantas culturas y distintas maneras de pensar, siempre deja una indeleble huella en todas las amistades surgidas en su caminar, a las que no abandona nunca, porque en un rincón de su corazón les da el cobijo que su espíritu incansable le permite.

Duele verlo partir de nuevo y sin embargo lo despedimos con una sonrisa, porque aceptamos que el sentido de su vida es continuar su rumbo. Nos deja la esperanza de que algún día regresará.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Hermoso e inspirador. Un reflejo en poesía de una bella realidad. El espíritu del trotamundos.