lunes, 13 de mayo de 2013

Facebook




Los detractores del facebook lo califican como el paraíso de los exhibicionistas. Constantemente encontramos estados de ánimo como no puedo dormir, me aburro, fotos de meriendas, mesas pre-comilonas… además de divulgar a todos los contactos un sin fin de movimientos personales. Y si le añadimos el consecuente me gusta, se transforma lo cotidiano en absurdo.

Por más que estas críticas parezcan razonadas, todas caen por su mismo peso: en el facebook entra quien quiere y expone lo que uno quiere. Hay un acto voluntario y conlleva una responsabilidad. Esos malos críticos no entienden que su punto de vista no es el único válido.

Como cualquier herramienta, facebook ofrece una gran utilidad. Simplemente hay que saber para qué abre uno una cuenta en esta red social. Mediante facebook, muchas buenas amistades se mantienen comunicadas gracias a un contacto fresco y dinámico, superando la distancia o la imposibilidad de reunir en un mismo lugar a todos los conocidos.

Y si molestan demasiado los exhibicionistas, también se dispone de la opción bloquear. Las redes sociales nos proporcionan muchas más ventajas que inconvenientes.

2 comentarios:

Joselu dijo...

Tengo una dualidad de ánimo sobre Facebook. Por un lado me atrae por esa posibilidad de establecer unos vínculos con personas distantes dadas las circunstancias personales y a la vez soy consciente de la fragilidad de dichos vínculos virtuales. El grado de influencia en FB se debe a la actividad constante en la red y a ofrecer algo interesante. Hay usos inteligentes de la red, pero es cierto que en buena parte lo que se publica es inane e insustancial.

Hace unas semanas una mujer perdió a su marido en luctuosas circunstancias que se airearon en la red, y tuvimos la ocasión de vivir el duelo en directo con los estados de ánimo y el recuerdo de la persona fallecida por parte de su viuda. Esto me conturbó. No entiendo que un duelo sea vivido en Facebook. Hay algo que es cierto y es que el medio es el mensaje. Publicitar estados de ánimo profundos les resta valor, los pone en el escaparate del morbo colectivo y nos los desvaloriza. Hay ciertas cosas que no deberían ser expuestas ante la mirada colectiva. Y no es que ofendan. No, es que es triste ver publicitadas ciertas cosas íntimas o demasiado personales.

Puedo decir que detesto facebook, pero se ha convertido en una herramienta casi ineludible en las comunicación social.

Ledesoh dijo...

El caso que comentas corresponde a un uso poco acertado de esta herramienta de comunicación. Cada uno tiene sus propios límites y al igual que el pudor o la vergüenza condicionan nuestras relaciones, está claro que la capacidad de airear intimidades, máxime si tienen connotaciones sociales como puede ser el duelo, también depende de cada uno.
Aceptar o participar en "facebook" recuerda en cierta manera el rechazo que sufrieron los primeros teléfonos móviles en algunos sectores de la sociedad: "el que quiera hablar conmigo que me llame a casa" o "no tengo que estar a todas horas localizado". Hoy todo el mundo tiene móvil porque es muy útil y soluciona muchísimas papeletas, aunque, a su vez, hay gente que está enganchada a él, precisamente por no hacer el uso correcto.