sábado, 2 de marzo de 2013

Aeropuertos




Cuando diseñaron los aeropuertos modernos los arquitectos concibieron un espacio lo más parecido al limbo: la zona de embarque.

Es un sector al que se accede tras pasar los impertinentes controles de seguridad y del que se logra salir ya en otro punto de la geografía mundial, una vez completado el proceso de teletransportación, aunque haya llevado, a veces muchas, horas. Allí concentran a los incomunicados viajeros con destinos dispares, entre tiendas duty free, impersonales cafeterías y librerías políglotas.

El tiempo de espera es largo y tedioso. Tensa calma antes de embarcar que cada uno resuelve como puede o sabe. Mi entretenimiento favorito es observar a los demás. Sus gestos, sus miradas, sus movimientos me sugieren mil formas de vivir. Cuando más concentrado estoy en interpretar esas historias una amable azafata anuncia que se va a proceder al embarque.

Entonces nos damos cuenta de que estamos en el limbo y que lo único que queremos es regresar al mundo de los vivos lo antes posible.

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