La tecnología con el rayo láser ha alcanzado un punto de precisión
insospechado hace pocos años. Sus aplicaciones en campos como la medicina o la
industria han dado paso a avances de los que ahora disfrutamos con admiración. Por
ejemplo, antes solo en la imaginación de unos pocos, ahora la microdisección láser permite separar unidades del
tamaño de una célula.
La precisión del láser solo es comparable con la precisión y exactitud de las
palabras. De un concepto amplio y ambiguo cada palabra va segmentando por
significados esa extensión hasta llegar al término inequívoco que diferencia
una idea de otra. Una disección con mayor mérito si cabe que la tecnológica
porque cada palabra se mueve entre abstracciones y connotaciones potenciándolas
más allá de su vehículo de transmisión, el texto.
Al igual que se puede provocar daños
con el mal uso de la tecnología láser,
ambigüedades, sinsentidos, vulgarismos, coletillas y tópicos merman la calidad
de la expresión dejando espacio para las interpretaciones. Tomemos conciencia
de que siempre hay un término unívoco que designa con claridad la realidad que
se pretende comunicar. Cuanto mayor sea nuestro caudal léxico aumentará nuestra
precisión a la hora de manifestar nuestro pensamiento. Y debemos saber disfrutarla.
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