La retahíla de prohibiciones que
envuelve cualquier producto de contenido audiovisual es interminable. Si mal no
recuerdo, en la época en que el cassette era
lo único que permitía la copia ilegal de música, la leyenda que recordaba el
cumplimiento de la ley decía: queda
prohibida la reproducción pública, venta, alquiler o préstamo... y poco más. Dejando a un lado esas indicaciones, a
las que nadie hacía caso, una redacción más acertada hubiese sido: ...y queda desaconsejado el préstamo si usted quiere seguir siendo
el propietario de este producto.
Para evitar posibles disgustos, si un
buen amigo te pide algo prestado,
toma nota, lo compras y se lo regalas para su cumpleaños. Así conservarás siempre
su amistad y algo más.
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