lunes, 30 de diciembre de 2013

Fortuna


Ni sigue orden ni leyes. Aparece donde menos se la espera y su única realidad es su propio capricho. Cruel, a quien tiene dobla y a quien la invoca esquiva. Divide a las gentes que se miran con recelo, unos por recibir su favor y los más por haber sido ignorados.

Pese a todo, siempre el cándido espera y acumula su suerte con la intención de ser librado por un golpe de Fortuna. Los más descarados anuncian que son capaces de convencerla con amuletos, encantamientos y cualquier tipo de sortilegio. Mas, como diosa que es, Fortuna no se ciñe ni a pactos ni a escritos, y dicta su sentencia según gire su rueda, cual ruleta.

Con todo esto, Fortuna se lo ha ganado a pulso y no merece el más mínimo voto de confianza. Por eso, los precavidos le devuelven el desprecio llamándola casualidad y protegiéndose de sus antojos, se adelantan con la cautela y la prevención. La mejor manera de defenderse.

 

1 comentario:

Anónimo dijo...

Da bienes Fortuna
que no están escritos:
cuando pitos flautas,
cuando flautas pitos.

¡Cuán diversas sendas
Se suelen seguir
En el repartir
Honras y haciendas!
A unos da encomiendas,
A otros sambenitos.
Cuando pitos flautas,
cuando flautas pitos.

A veces despoja
De choza y apero
Al mayor cabrero,
Y a quien se le antoja;
La cabra más coja
Pare dos cabritos.
Cuando pitos flautas,
cuando flautas pitos.

Porque en una aldea
Un pobre mancebo
Hurtó sólo un huevo,
Al sol bambolea,
Y otro se pasea
Con cien mil delitos.
Cuando pitos flautas,
cuando flautas pitos.

Poema de Luis de Góngora