Ni sigue orden ni leyes. Aparece
donde menos se la espera y su única realidad es su propio capricho. Cruel, a
quien tiene dobla y a quien la invoca esquiva. Divide a las gentes que se miran
con recelo, unos por recibir su favor y los más por haber sido ignorados.
Pese a todo, siempre el cándido
espera y acumula su suerte con la intención de ser librado por un golpe de Fortuna. Los más descarados anuncian
que son capaces de convencerla con amuletos, encantamientos y cualquier tipo de
sortilegio. Mas, como diosa que es, Fortuna
no se ciñe ni a pactos ni a escritos, y dicta su sentencia según gire su rueda,
cual ruleta.
Con todo esto, Fortuna se lo ha ganado a pulso y no merece el más mínimo voto de
confianza. Por eso, los precavidos le devuelven el desprecio llamándola
casualidad y protegiéndose de sus antojos, se adelantan con la cautela y la prevención.
La mejor manera de defenderse.
1 comentario:
Da bienes Fortuna
que no están escritos:
cuando pitos flautas,
cuando flautas pitos.
¡Cuán diversas sendas
Se suelen seguir
En el repartir
Honras y haciendas!
A unos da encomiendas,
A otros sambenitos.
Cuando pitos flautas,
cuando flautas pitos.
A veces despoja
De choza y apero
Al mayor cabrero,
Y a quien se le antoja;
La cabra más coja
Pare dos cabritos.
Cuando pitos flautas,
cuando flautas pitos.
Porque en una aldea
Un pobre mancebo
Hurtó sólo un huevo,
Al sol bambolea,
Y otro se pasea
Con cien mil delitos.
Cuando pitos flautas,
cuando flautas pitos.
Poema de Luis de Góngora
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