martes, 24 de diciembre de 2013

Sospechas


Sospecha unida a sospecha, tras sospecha encadenada a otra sospecha construyen una historia que sin dejar de ser sospechas toma cuerpo, se hace verosímil y acaba adquiriendo el carácter de veracidad.
 
Las sospechas no se despejan fácilmente. Si las sospechas fuesen preguntas se disiparían al encontrar una respuesta. Mientras un interrogante busca la explicación en los mismos hechos, las sospechas residen en la mente de quienes las alientan. Por desgracia, llegado a un punto, no bastan las palabras ni las pruebas pues quien sospecha sospecha de todo, sospecha incluso de lo que siente, escucha y ve. Y así se consume entre sospechas.
 
Las sospechas tan solo proyectan una interpretación de la realidad y se desenfocan alteradas por la propia inseguridad. Gran  error dar credibilidad a las sospechas. Obsesivas sospechas que, lejos de ser olvidadas, se recomponen a la más mínima sospecha.
 
 

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