lunes, 9 de diciembre de 2013

Lujos


Si aceptamos que cada uno puede hacer lo que quiera con su dinero, el lujo, en sí, no debe despertar ningún tipo de rechazo. Sin embargo, comprobar lo que algunas personas son capaces de pagar por la exclusividad o la suntuosidad de un producto hace más comprensible la indignación general, y más en este mundo de desigualdades e injusticias.

Hay que reconocer que comprar artículos innecesarios a un precio inalcanzable para la mayoría es legal: es comercio declarado, paga sus impuestos e, incluso, se justifica porque es un sector que genera puestos de trabajo. Todo en regla. Pese a este envoltorio de lujos, esta gente no evita su vacío personal. Su sensibilidad por aquello especialmente caro les ha distanciado del resto de la humanidad a la que ven con indiferencia o, si no, con desprecio.

Lo lamentable es que, por más que censuremos a los que viven en el lujo y para el lujo, aún así, todavía existen muchos que en el fondo les envidian y desearían ocupar su lugar, incluso a costa de vender su propia alma. Y es que algo huele a podrido en esta sociedad de consumo.

 

8 comentarios:

Anónimo dijo...

De la misma manera que alguna iglesia monoteísta promulgó la salvación de las almas siguiendo unos pocos mandamientos, la sociedad conocida como occidental promulga la aceptación del ser humano en la sociedad en la que nace mediante su capacidad de consumir, sobre todo, lo que no es necesario. Vivimos, pues, dentro de una religión nueva en la que el integrismo, como en tiempos de Torquemada, puede "matar" a quienes tienden a la herejía del "vivir con lo necesario" relegándolos fuera del sistema

Ledesoh dijo...

El consumismo es el motor principal de la economía. Detenerlo sería un paso tan revolucionario como eliminar el dinero. Impensable. Es más, incluso el carácter "necesario" de los productos es subjetivo: hay gente que considera imprescindible un móvil de alta generación y puede vivir perfectamente sin leer un solo libro. Pero lo propiamente cuestionable es que haya quien pague 20000€ por un abrigo de zorro plateado haciendo uso de su "libertad como consumidor"

Anónimo dijo...

Sin quitarte un ápice de razón, te invito a otra reflexión. Tanto el concepto de dinero como el de trabajo son aprehendidos del entorno social de tal manera que es difícil cuestionar su validez. El dinero como herramienta que facilita el intercambio de bienes es sostenible; el dinero como herramienta especulativa, y según se observa en las últimas crisis, no.
Por otro lado, las necesidades más superficiales pueden venir impuestas por manipulación comercial. La gran concentración de recursos en las grandes corporaciones les permiten investigar hasta casi el infinito la manera de manipular a las personas con procedimientos de dudosa moral para que consuman lo que en principio no nos parece necesario. Por último, permíteme pensar e imaginar, como hizo John Lennon, en "cosas impensables".

Ledesoh dijo...

Totalmente de acuerdo: el dinero es útil para fijar un referente común en el intercambio de bienes. El problema se inicia cuando empezamos a entender el dinero con conceptos como plusvalía, cotización... En el Libro de Buen Amor el Arcipreste comenta que las fieras solo abandonan la madriguera por dos motivos: buscar alimento y buscar pareja. Ahí están todas las necesidades resumidas: hogar, comida y procreación. Cubiertas las tres, empezamos a hablar de elementos prescindibles. Y ahí es donde entra el dinero como herramienta especulativa.

Anónimo dijo...

Siendo optimistas, pensemos que el hombre en cuanto a ser vivo capaz de proyectarse en el tiempo, es previsor en la consecución de las necesidades que el Arcipreste describe. En este caso, el dinero no es especulativo ((Del lat. speculāri): efectuar operaciones comerciales o financieras, con la esperanza de obtener beneficios basados en las variaciones de los precios o de los cambios), si bien el término tiene otras acepciones, es a ésta a la que me refiero.
Como se puede ver en nuestra conversación es "necesario" también fijar otro concepto y es la voz que acabo de usar: "necesario". Yendo a consultar la RAE, encuentro la acepción a la que me refiero en la conversación: Que se hace y ejecuta obligado por otra cosa, como opuesto a voluntario y espontáneo. Se nombra la voluntariedad y la espontaneidad de las personas, condiciones que no se dan en el entorno manipulador de los mercados globales.
Basta unir los dos conceptos explicados - "especulación" y "necesario" - para concretar lo que quería decir: la especulación no es natural al ser humano en general, quien necesita de bienes para prevenir futuras necesidades pero que se ve sometido a la manipulación de los mercados. Esta afirmación vuelve a recordarme lo sectario del capitalismo aunque, a diferencia de los tiempos de Marx, es mucho más exacerbado.

Ledesoh dijo...

Creo que has dado en el punto de origen de la relación entre necesidad y especulación: proyección temporal. Sin una concepción del tiempo, el hombre no especularía. Al igual que cualquier otro animal se limitaría a garantizar su supervivencia. La especulación se basa en obtener beneficios que cubran y superen las previsiones de necesidades y trae como resultado la valoración aquello que ya no es necesario. Si volvemos a los tres elementos básicos la tranquilidad del hombre estaría en una casa segura, y la alimentación y reproducción garantizada. El lujo empezaría a contar a partir de una casa con todas las comodidades, una (sobre)alimentación caprichosa y el placer en el sexo. Precisamente los tres puntos principales de reclamo de la publicidad en esta sociedad de consumo.

Anónimo dijo...

Es muy entretenido conversar con personas y no bestias. Gracias por enriquecer alguno de mis pocos recesos.
¡Un placer leerte!.

Ledesoh dijo...

El placer de la conversación es compartido. Gracias a ti.