miércoles, 18 de diciembre de 2013

Fotos


        Aquellas antiguas fotos en blanco y negro desprenden un encanto especial. Todos los inconvenientes que la actual tecnología ha desplazado se encargaban de hacerlas entrañablemente únicas, inigualables.

        Para las fotos de antaño había un ritual. De entrada, las fotos nunca se improvisaban. Las cámaras no aparecían por casualidad en los acontecimientos, en las fiestas... venían a propósito para recoger un testimonio, a cobrar un recuerdo o a eternizar un segundo. Y después había que llevar el carrete al revelado. El tiempo en poder comprobar qué había recogido la cámara se fue acortando con las nuevas máquinas, lo que no se redujo fue la curiosidad, la impaciencia para ver cómo habían salido.

Ahora, el viejo álbum de fotos olvidado en la estantería, entre libros y volúmenes enciclopédicos, trata de sobrevivir sabiendo que encierra las vidas de muchos que ya no están con nosotros.

        Cada foto es un instante retenido, una imagen con memoria, un pulso al tiempo.

 

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