jueves, 2 de enero de 2014

Empatía



         Sentir, transmitir y compartir sensaciones de otras personas como si fuesen propias marcan el grado de acercamiento que podemos alcanzar con quienes nos rodean. Nos alegramos de sus logros y triunfos, al igual que nos pueden entristecer sus tropiezos. Empatizar es una manera de compartir la vida.

         La empatía, en una interpretación más amplia, se puede hacer extensible a fenómenos sociales en los que nuestra implicación ya no parte de un vínculo estrecho sino de un referente más o menos aproximado. A través de ella nos identificamos con colectivos, deportistas o personajes famosos. Hay una tendencia generalizada por ponerse de parte del más débil o el más humilde cuando compite en desventaja y por tanto festejar con él su inesperado triunfo.

         Sin embargo, la empatía desaparece cuando la reacción es precisamente la contraria. Alegrarse del mal ajeno, al igual que maldecir sus éxitos, además de mostrar un comportamiento casi patológico, señala uno de los defectos más despreciables del ser humano. Incapaces de solventar sus propias frustraciones se consuelan con la desdicha de los demás. Eso se llama envidia.

 

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