Entre otros fines la manipulación
genética germinal pretende la obtención de niños saludables mediante técnicas
de reproducción asistida. Esto es, la ciencia al servicio de la eugenesia.
En un futuro, se podría llegar a garantizar
cuerpos sanos, libres de enfermedades hereditarias, con una expectativa de vida
muy superior y con un mayor potencial intelectual. Todo el mundo, a la hora de
desear un hijo, quiere que reúna esas características. No es inmoral, por lo
tanto, establecer las bases para superar el aleatorio capricho de la naturaleza
que en muchísimas ocasiones encarcela al individuo en un cuerpo que vive en
total desventaja frente a los demás.
En cambio, asomarnos al uso que se
puede hacer de todas estas ventajas nos provoca un vértigo difícil de
controlar. El mundo quedaría dividido en grupos eugenéticos, formados de las
clases dominantes, y en grupos definidos por el azar genético de la
reproducción natural. Significaría el primer paso para establecer una raza
humana superior. Y eso, la verdad, da miedo.
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