miércoles, 6 de noviembre de 2013

Epidemias



Ya hace algunos años, el mundo entero se aterrorizó ante el anuncio de una colosal epidemia que acabaría diezmando a la humanidad. Una mutación vírica de dudoso origen permitía contagiar una enfermedad propia de las aves al ser humano.

La lista de sospechosos de haberlo provocado pasaba desde un laboratorio secreto dependiente de las superpotencias, hasta el terrorismo internacional apoyado por aquellos estados que pretenden adueñarse del mundo (entiéndase Corea del Norte, Irán, Sudán…). El caso es que infundido el miedo en la población se implantaron controles muy rigurosos en los aeropuertos, se sacrificaron millones de aves en las granjas, entre otras medidas. La Ciudad de México llegó a estar paralizada un fin de semana entero para evitar el contagio de tan mortal enfermedad.

Pero no hubo tal pandemia. O al menos, no causó más muertes que cualquier otra cepa de la gripe común. Sus cifras fueron ridículas frente a, por ejemplo, la malaria. En cambio sí pudimos comprobar la capacidad que tenían los gobiernos para dominar con el pánico a la población a través de los medios de comunicación.

Mientras, los laboratorios que produjeron las supuestas vacunas multiplicaron sus beneficios geométricamente. Fue una gran jugada para los que controlan el poder y están dispuestos a repetirla.

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