En muchas ocasiones con una ruptura se pone punto
final a una relación. Se rompe con aquella persona con la que, hasta ese día, se
compartían los momentos más importantes de la vida. Una ruptura conlleva decisión.
El dolor de una ruptura podría superarse al olvidar
más o menos de forma inmediata a la otra parte. La sensación de traición, el
odio y la venganza suelen acompañarlo. Precisamente ese es un error demasiado
extendido. La verdadera y definitiva superación de una ruptura consiste en repartir
entre los dos proporcionalmente qué generó y facilitó la realidad que acabó
siendo insostenible. Una ruptura efectiva debe saber discernir los aspectos
decisivos y proponer una respuesta para que no se repitan. De este modo, tanto
si se hizo como si se consintió algo que no se debía haber permitido, en el propósito
de cambio debe incluirse todo aquello que agrietó la convivencia.
Se desaprovecharía la experiencia de esa relación
acabada si se pensase que la libertad regresa sin más en el instante en que se decidió
dejar de ver a la otra persona. De ser así, acabarán reproduciéndose las mismas
situaciones no deseadas una y otra vez. Tras una ruptura quedan el futuro y una persona
más curtida y con nuevas ideas.
1 comentario:
Me viene al pelo esta entrada:
http://lgeb.bandcamp.com/track/ruptura
Fran
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