sábado, 27 de julio de 2013

Cartas




Dicen que el destino reparte las cartas de la vida y nosotros somos los responsables de jugarlas. Buena imagen aunque incompleta, ya que no nos enseña nada del juego.

Y posiblemente ahí recaiga la gracia del envite. Cualquier decisión, si va acompañada de las circunstancias apropiadas vale por un triunfo. Da lo mismo que echemos en la mesa una carta buena o mala, será ganadora en relación a las que compitan en esa mano. Por eso, hay que acertar a la hora de elegir qué carta vamos a jugar, cuándo y con quiénes.

El problema es que, salvo los muy afortunados, la mayoría de las personas cuentan solamente con una carta buena. La vida no da muchas más oportunidades. El buen jugador la guarda, la esconde, la mira y… cuando ve el momento la juega. Vivir consiste en ganar o perder, y para ello es necesario jugar.

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