Hay personas que echan en falta la capacidad de
rebobinar algunas experiencias de la vida, aquellas que no les han parecido
nada ventajosas o cuyas consecuencias las hayan acabado condicionando
negativamente.
La vieja moviola en el cine o la tecla de retroceso
en nuestros actuales reproductores nos permiten rebobinar a nuestro antojo
escenas de películas cuantas veces queramos. Si dispusiésemos de esa
oportunidad en la realidad quién se opondría a apretarla no una, sino incluso
mil veces. Menos mal que se trata de un ejercicio de fantasía, ya que de no ser
así, sería inconcebible que la gente pudiese armonizar sus vidas, siempre
dependientes de las infinitas repeticiones solicitadas.
De todas formas, si una película es rebobinada una y
otra vez, también una y otra vez comprobamos que las escenas reproducen el mismo
guión. En cambio, nosotros tenemos otras opciones mucho más interesantes: rectificar,
enmendar o, algo mucho mejor, sobreponerse.
No hay comentarios:
Publicar un comentario