miércoles, 3 de julio de 2013

Rebobinar




Hay personas que echan en falta la capacidad de rebobinar algunas experiencias de la vida, aquellas que no les han parecido nada ventajosas o cuyas consecuencias las hayan acabado condicionando negativamente.

La vieja moviola en el cine o la tecla de retroceso en nuestros actuales reproductores nos permiten rebobinar a nuestro antojo escenas de películas cuantas veces queramos. Si dispusiésemos de esa oportunidad en la realidad quién se opondría a apretarla no una, sino incluso mil veces. Menos mal que se trata de un ejercicio de fantasía, ya que de no ser así, sería inconcebible que la gente pudiese armonizar sus vidas, siempre dependientes de las infinitas repeticiones solicitadas.

De todas formas, si una película es rebobinada una y otra vez, también una y otra vez comprobamos que las escenas reproducen el mismo guión. En cambio, nosotros tenemos otras opciones mucho más interesantes: rectificar, enmendar o, algo mucho mejor, sobreponerse.

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