El paso del tiempo tampoco ha respetado a las
míticas bandas de rock de los años 70. Han pretendido resistirse a base de reuniones un
tanto artificiales como las de Led
Zeppelin o Queen, han montado reapariciones
inexplicables como Camel o Black Sabbath, e incluso, en algunos
casos, han preferido mantener una continuidad sobre los escenarios aun
conscientes de que ya no aportan nada de nada como Yes o Deep Purple.
Perdida esa frescura y energía que les consagró, por
mucho que conserven técnica y saber hacer, los aplausos que reciben hoy no son
por sus actuaciones presentes sino por su trayectoria. El público se siente
obligado a recompensar debidamente a estas leyendas que crearon temas como Stairway to Heaven, Bohemian Rhapsody, Close to
the Edge, o Smoke on the Water.
Fueron protagonistas de la mayor eclosión musical de
la historia moderna. Cada album publicado, y fueron muchos, presentaba una nueva propuesta de ritmo, sonido, instrumentación, tecnología y un compromiso con la
estética. Aquellos trabajos seguirán siendo admirados y se mantendrán como
referentes para los futuros músicos por muchos años.
Por eso, no acaba de convencer ver su aspecto tan
deteriorado, por mucha nostalgia que uno quiera revivir. Su música será eterna, pero ellos ya han envejecido. Los mitos también
deben aprender a morir y disfrutar de la gloria.
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