miércoles, 24 de julio de 2013

Resaca



De las dos fases por las que pasa una resaca la peor es la tercera.

Malo es despertarse fuera de la hora habitual, golpeado por los síntomas de malestar: aturdimiento general, torpeza de movimientos, mal humor, dolor de cabeza, desagradable sabor de boca, inapetencia…

En un esfuerzo, arrastrando todavía esa sensación de angustia, cuando la visión parece recobrar un poco de cordura, saltan a la vista las primeras pruebas del desenfreno de la noche anterior: botellas rodando por el suelo, vasos semivacíos repartidos por el salón, la cocina, el cuarto de baño…  alguna lámpara todavía encendida reflejando el color de la ropa interior que cuelga. Entonces uno se esfuerza en recordar qué ha pasado. Y todo iba muy bien hasta… que la memoria, por mucho que uno quiera, bloquea y no da más de sí.

Uno cree que ha superado esa resaca varias horas después, recuperadas las constantes vitales, recompuestos el orden y la limpieza en casa. Pero no, la resaca reserva una sorpresa peor: cuando los amigos te cuentan lo que hiciste aquella noche, justo eso que la memoria se resistió a desvelar y cuando te insisten rechazas con dubitativos no es posible.

Y es que uno nunca es consciente de lo que es capaz de hacer.

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