Si le preguntásemos a los científicos más destacados
dónde para el centro del mundo sus respuestas serían más filosóficas que
experimentales. Dado que la Tierra se representa entre líneas imaginarias
podríamos buscar la intersección entre el Meridiano 0 y el Ecuador o Latitud 0.
Nos llevaremos un chasco al ver que este cruce mágico cae en medio del océano
Atlántico, o sea, en tierra de nadie.
Da igual, sea la respuesta que sea, nos equivocamos.
El centro del universo está en el ombligo de ciertas personas, esas que no ven
ni sienten más allá de lo que les interesa. Y aunque proliferen por millones
los centros universales, los más peligrosos son los que pertenecen a ciertos
políticos, porque harán y desharán cuanto se les antoje.
Y resulta fácil comprobarlo, especialmente cuando
abiertamente anuncian que no piensan acatar la decisión de tribunales ni
tendrán en cuenta las recomendaciones de las instituciones internacionales ni
los derechos más elementales de las personas. El actual partido en el gobierno
catalán así se comporta: se niega a aplicar una resolución del Tribunal
Superior de Justicia de Cataluña, ignora el documento de la UNESCO sobre la
enseñanza en las lenguas maternas y pisotea descaradamente la libertad
lingüística de sus propios ciudadanos. Para colmo, desde su punto de vista, su
ombligo, interpreta todo esto como una agresión a la lengua catalana.
Lo dicho, no merecen ninguna confianza quienes miden
el universo a partir de su ombligo. Y lo malo es que en plena parafernalia de
fanatismo nacionalista tienen sus partidarios.
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