Llegará el día, si nuestro sistema de enseñanza no
se corrige sustancialmente, que el canuto será parte habitual del material
escolar junto al lápiz, la goma, la regla, el cuaderno… Sacad el canuto que hoy vamos a ver cómo se hace una “o”.
Evidentemente, la enseñanza tradicional había dejado
de convencer en su momento a los padres de los programas de educación. Muchos
factores fueron evaluados negativamente porque tenían una fuerte incidencia en
lo que realmente les preocupaba: las altas cifras de fracaso escolar. Señalamos
bien: solo cuestión de números, no de rendimiento intelectual.
Nuestra sociedad, en connivencia generalizada,
sufrió entonces una reforma que priorizó su objetivo estadístico, modificando
todo lo que le pudo estorbar: reduciendo los contenidos al mínimo, evitando la
repetición de curso con la promoción automática, eliminando el premio al
esfuerzo, sacrificio y superación…
Pese a todo, el fracaso escolar han vuelto a subir,
recuperando los preocupantes índices anteriores a la reforma. El alumno ante
menor exigencia ha respondido con mayor desgana y relajación. Si seguimos
dejándolo en mano de los estadísticos, temo seriamente que el canuto se
convierta en una herramienta diaria en la escuela.
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